Embarcaciones

Clasificación por Finalidad

Desde muy antiguo, los pueblos costeros construyeron embarcaciones para pescar o trasladarse por el agua. El siguiente paso fue lanzarse a explorar otros territorios.

Clasificación de Barcos por Finalidad

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Los orígenes de la navegación se remontan a miles de años atrás. Desde tiempos primitivos el hombre ha sentido la necesidad vital de adentrarse en el mar, ya sea para obtener alimento o para explorar nuevos horizontes. Probablemente, en un principio se valió de troncos, después de balsas fabricadas con maderos atados con lianas, luego de canoas, piraguas y embarcaciones cada vez más sofisticadas e impulsadas por remos primero y velas después. Fueron los inicios de la navegación, la manera más antigua de transportar personas en forma masiva de la Humanidad.

 Aunque las primeras evidencias de la inquietud del ser humano por la navegación se remontan a la época mesolítica, fue con el desarrollo de las grandes civilizaciones de la Antigüedad cuando aparecieron las primeras embarcaciones relativamente avanzadas. Hace más de 5.000 años los egipcios construyeron diferentes tipos de barcos para navegar por el Nilo, su principal vía de comunicación. Posteriormente, fenicios, griegos y romanos se lanzaron a la conquista del Mediterráneo con naves cada vez más desarrolladas. Uno de los rasgos característicos de muchos de los barcos de aquella época era la presencia de varias filas de remos para obtener mayor impulso.

 Estas son las naves características de las principales civilizaciones de la Antigüedad…

Tipos de embarcaciones primitivas

Las sociedades primitivas usaban para trasladarse por el agua, balsas o canoas, cubiertas con pieles o cortezas, y piraguas construidas con troncos vaciados. Las embarcaciones más complejas de este tipo se cubrían con un armazón de madera, formado por costillas y piezas longitudinales, con un forro de tablas de madera delgadas. Los modernos modelos que se utilizan en Europa se desarrollaron a partir de aquellos barcos primitivos que usaron los egipcios y otros pueblos mediterráneos.


La vela fue empleada ya en tiempos muy antiguos y en casi todos los países. En algunos, como en el Perú, se usaba una especie de tejido de paja o fibras. Los juncos y sampanes chinos de lujo llegaron a utilizar la seda. Los primeros buques fenicios, griegos y egipcios estaban dotados de un solo palo y una vela cuadra o cuadrada, cuya verga podía oscilar alrededor del trinquete para captar más o menos viento.

Expertos navegantes, los fenicios fueron los grandes impulsores del intercambio mercantil en el Mediterráneo durante el I milenio a. C. Suyos fueron los enclaves más ricos en metales, gracias a sus innovadoras naves –comerciales y de guerra–, sus conocimientos náuticos y su arrojo. Su principal ruta comercial transcurría desde la ciudad de Tiro (actualmente en el sur del Líbano) hasta sus factorías en Gadir (actual Cádiz). En total, navegaban 4.600 kilómetros a lo largo de 50 días, haciendo escala en diversos puertos, con naves de entre 20 y 30 metros de eslora en las que transportaban unas cien toneladas de mercancía. Durante los viajes aprovechaban para colonizar a otros pueblos y hasta llegaron a circunvalar África.

"Colón emprendió su gran viaje con tres carabelas, sin remos, con timón y con bastante trapo. En efecto, la Santa María tenía tres palos y desplazaba unas 120 toneladas. La Pinta era más pequeña (100 T.) y la Niña menor aún (80 t), Los grandes descubrimientos geográficos de los siglos XV y XVI se llevaron a cabo con naves parecidas a las colombinas y de poco mayor tonelaje".

Desde los inicios de la era arcaica, en el siglo VIII a.C., las principales ciudades griegas se sirvieron de la pericia de sus navegantes y de la calidad de sus embarcaciones para colonizar toda la costa mediterránea. A partir del siglo VI a.C., la amenaza del Imperio persa obligó a los griegos a desarrollar una nueva embarcación de guerra, basada en los antiguos pentecónteros usados en la guerra de Troya. Como su nombre indica, los trirremes contaban con tres bancos de remos, dispuestos en diferente nivel, lo que les permitía alcanzar una velocidad jamás vista hasta entonces. Estrechas, largas, con poco calado y ligeras, estas naves destacaban por su gran maniobrabilidad.


Aunque Roma no inventó las galeras, fue una potencia marítima que contó con una gran flota de este tipo de navíos. Incorporadas durante el siglo III a.C., rápidamente proporcionaron a los romanos un completo dominio sobre el Mediterráneo. La galera combinaba remos y velas, aunque si el viento soplaba de frente solo podía valerse de la fuerza de los remeros. Sus espolones reforzados con metal y situados en la línea de flotación eran utilizados para embestir a las naves enemigas. La liburnia fue un modelo de galera birreme ideado por los romanos. Ligera, veloz y con gran capacidad de maniobra, fue utilizada en diferentes batallas como la de Actium (31 a.C.), en la que la armada romana venció a la flota de Marco Antonio y Cleopatra.

"Las galeras de la Edad Media fueron una variante del « dromon » bizantino. Durante largos siglos apenas si se perfeccionó el arte de la navegación. La Hansa, la importante compañía comercial radicada en Hamburgo, utilizaba embarcaciones de poco tonelaje. Los viajes por mar durante la Edad Media fueron escasos y poco importantes".

"Esto se debe a varios factores: el desconocimiento de la brújula, el escaso tonelaje de las naves y, sobre todo, a que hasta el siglo XIIII no fue utilizado el timón. Anteriormente se empleaba un remo colocado en la popa y la maniobra se realizaba con ayuda del velamen y los remos".

Dada la importancia vital del río Nilo –su principal vía de comunicación–, los egipcios desarrollaron desde tiempos ancestrales diferentes tipos de embarcaciones, como botes fabricados con papiros, naves de pasajeros  y  funerarias y barcos de guerra. Las clásicas embarcaciones egipcias tenían la proa y la popa elevadas y contaban con un mástil y una vela cuadrada que descansaba sobre la verga inferior, siendo la superior la móvil. Cuando navegaban por el Nilo hacia el norte, a favor de corriente, utilizaban los remos, y cuando iban hacia el sur, desplegaban la vela para aprovechar el viento a favor. En el Mediterráneo, utilizaban barcos similares de doble timón –los kebenit– fabricados con madera, y realizaban navegación de cabotaje. 

Un mejor conocimiento del velamen y su utilización, y el incremento de los astilleros permitieron aumentar el volumen de los buques, así como su velocidad. Aparecieron el navío, la fragata, la corbeta, el bergantín y muchísimos más que desembocaron, ya en el siglo XIX, en los famosos clippers.

El conjunto de palos, vergas, jarcias, etc., constituyen la arboladura y el velamen del buque. Los palos o mástiles pueden ser varios, de distinta forma y dimensiones. En un yate de recreo comente es uno solo; en cambio hubo clippers dotados de seis y hasta más palos.

Posiblemente la más bella y armoniosa de las naves de vela fue la fragata. Era un buque de tres palos con cofas y vergas en todos ellos. Empezó a sonar este nombre después de la batalla de Lepanto, y al principio se atribuía a embarcaciones de un solo palo, pero a partir de 1650 se utilizó para designar una nave de unos 30 m de eslora y hasta 200 toneladas.

La Fragata de Nelson

Para Nelson era el mejor de los buques y siempre le parecían pocas. «Si muriera — dijo en cierta ocasión—, la palabra fragata se encontraría escrita en mi corazón. Las fragatas de Nelson que tomaron parte en el combate de Trafalgar desplazaban ya de 600 a 7001, llevaban un armamento de 44 cañones y una tripulación no inferior, a 300 hombres. A mediados del siglo pasado se entendía por «fragata de primera clase» un buque de guerra de unos 55 m de eslora, 6o cañones y medio millar de hombres de dotación.

Hasta nuestros días se ha mantenido la denominación de fragata, y en la segunda Guerra Mundial se llamó así a un buque de protección, patrulla y escolta de unas 1.500 t y 100 m de eslora, menos rápido que un destructor, pero mejor armado.

De ella nacieron los clippers, famosos por sus fantásticas singladuras. Algunos llegaron a desplazar hasta 4.000 toneladas y realizaban travesías larguísimas, desde Londres a los mares de China, desde San Francisco a la India, desde Nueva York a Australia, etcétera.

Los que hacían la ruta del té cargaban hasta 8.000 cajas de té y unas 1.500 balas de seda. La velocidad era muy importante. El Cutty Stark llegó a cubrir 363 millas en un día, lo que representa casi 18 nudos por hora, velocidad que no han superado la mayoría de mercantes de nuestros días.

Cuando aparecieron los primeros barcos de vapor, los capitanes de los clippers rieron a sus anchas, pero a la larga no pudieron competir con ellos ni en velocidad, ni en seguridad ni en capacidad de carga. El clipper fue el 8 último velero comercial, estampa romántica, cuando la vida del marinero era una perpetua aventura. El primer clipper fue el Rainbow (Arco Iris), botado en los Estados Unidos el año 1843, y el más rápido el Thermopylas que realizó la singladura Melbourne Londres en 62 días. El Nirkcubrifhtshire a través el Atlántico Norte en 13 días y 2 horas. Las competiciones entre estos veleros eran cosa corriente. Así, entre el Columbus y el Sheridan se cruzaron diez mil dólares de apuesta para ver quién llegaba antes a Londres zarpando al mismo tiempo de Nueva York. El capitán del Sheridan prometió 50 dólares a cada tripulante si vencían, pero el Columbus llegó dos días antes, invirtiendo 16 en la travesía.

Sabemos que……
– Los egipcios fueron los primeros constructores de barcos de vela de los que se tiene noticia. Hace al menos cinco mil años que los fabricaban para navegar por el Nilo y más tarde por el Mediterráneo.

– Las embarcaciones de vela fueron los primeros medios de transporte a través de largas distancias de agua (ríos, lagos, mares). – —-Actualmente tienen un uso de carácter recreativo, deportivo o educativo. Sin embargo, en algunas zonas del Océano Índico siguen utilizándose con un sentido comercial.
– Las embarcaciones de vela también tuvieron un uso militar, especialmente en naciones con un fuerte desarrollo colonial transoceánico (Inglaterra, España, Holanda, Francia), hasta el siglo XIX.
– Hay muchos tipos pero todas tienen ciertas cosas básicas en común. Todas las embarcaciones de vela tienen un casco protegido por la quilla, aparejo, al menos un mástil para soportar las velas y una orza para no derivar y compensar la fuerza lateral del viento.
– Las embarcaciones de vela fueron siendo progresivamente reemplazadas a lo largo del siglo XIX por embarcación a vapor.