IX. El Arte de la Navegación

Historia de la Navegación Marítima

Historia de la Navegación

A lo largo del año, la Tierra gira alrededor del Sol. Durante este movimiento, nuestro planeta se aleja o acerca a determinadas estrellas y aunque no nos percatemos, el cielo nocturno se transforma a lo largo de las horas. Sin embargo, la estrella polar está casi perfectamente alineada con un polo, por lo que parece que siempre está en el mismo sitio. De hecho, la  posición de dicho astro prácticamente no cambia nunca, por lo que es la mejor manera de ubicarse si uno está perdido.

Además, es la estrella más brillante del cielo nocturno y es la más cercana al polo norte pues se ubica a sólo un grado de distancia de él. Gracias a estas características, los navegantes del pasado la buscaban y cuando la encontraban sabían por dónde podrían llegar al norte y deducir dónde estaban los otros puntos cardinales.

Ubicar el norte es tan importante que incluso la expresión  tener un norte  se usa hoy en día como sinónimo de  saber a dónde ir . Mejor aún, la estrella polar es un astro muy fácil de localizar ya que es la última de las siete estrellas que componen a la Osa Menor. Esta constelación es muy reconocible gracias a su forma de cántaro.

 
 
 
 
 
 
 
 

La Navegación

La navegación marítima es el arte y la ciencia de conducir una embarcación desde una situación de salida (zarpado) hasta otra de llegada (atraque), eficientemente y con responsabilidad. Es arte por la destreza que debe tener el navegante para sortear los peligros de la navegación, y es ciencia porque se basa en conocimientos físicos, matemáticos, oceanográficos, cartográficos, astronómicos, etc. La navegación puede ser superficial o submarina. Navegación (de la palabra latina navigatio) es el viaje que se hace con la nave (de la palabra latina navis, y esta de la raíz protoindoeuropea *nau- -“barco”-, que también es fuente del sánscrito nauh, en acusativo navam). Náutica (del latín nautĭcus, y este del griego ναυτικός -nautikós-; la forma femenina del griego ναυτική -nautikḗ-, de ναύτης -nautes, “marinero”, “navegante”-) es lo relativo a la navegación y la ciencia y arte de navegar. Naval (de la palabra latina navalis) es lo relativo a las naves y la navegación, o particularmente a la Armada.

La navegación costera fue practicada desde la más remota antigüedad. La narración bíblica del diluvio, donde aparece el Arca de Noé, está basada tanto en los mitos como en la práctica de la navegación de las civilizaciones mesopotámicas, que desde los sumerios navegaron por sus dos ríos (Tigris y Éufrates) y por el golfo Pérsico. Los antiguos egipcios tampoco se limitaron a la navegación fluvial del Nilo, y utilizaron las rutas marítimas del Mediterráneo existentes desde el Neolítico (por las que se habrían difundido durante milenios fenómenos culturales como el megalitismo o la metalurgia). Los cretenses llegaron a establecer una verdadera “talasocracia” (gobierno de los mares, que se atribuye al rey Minos) hasta la época micénica (II milenio a. C.), en la que habría que situar los hechos mitificados en los poemas homéricos (más de mil “cóncavas naves” llegando a las playas de Troya, mala fortuna del navegante Ulises y pericia de los “argonautas” -entre los que está el constructor del barco que lleva su nombre, Argos-).

Los hititas, dirigidos por el rey Suppiluliuma II se enfrentaron a los chipriotas en la primera batalla naval registrada históricamente (ca. 1210 a. C.); en la misma época todas las civilizaciones del Mediterráneo Oriental sufrieron las incursiones de los llamados “pueblos del mar”. Los fenicios, a quienes los griegos consideraban sus maestros en la navegación, y que también son citados en la Biblia (barcos de Tiro suministraban al rey Salomón mercancías provenientes de lugares lejanos, incluido Tarshish -Tartessos-, a ese mismo destino llevaba un barco fenicio a Jonás, hasta que la tripulación le arrojó al mar al responsabilizarle de la tormenta que amenazaba con hundirles),9 habrían sido la primera civilización mediterránea que navegó por alta mar al remo y a la vela, guiándose por el Sol durante el día, y por la Estrella Polar durante la noche. Consta que, atravesando el estrecho de Gibraltar (las “rocas de Melkart”, “columnas de Hércules” en los mitos griegos) navegaron por el océano Atlántico llegando por el Sur hasta algún punto de la costa occidental de África y por el Norte hasta las islas Británicas (o quizá más allá, al lugar que los textos denominan Thule), pero es dudoso que circunnavegaran África o atravesaran el Atlántico llegando a América (que habrían denominado Antilia); lo que más probablemente sí consiguieron los vikingos en el siglo X.

Restos de una nave galo-romana del siglo i denominada arqueológicamente  Arles Rhône 3 .

Nave romana representada en una moneda.
Relieve de un sarcófago del siglo ii representando a un "gauloi", barco de comercio.
Maqueta que representa en enfrentamiento naval entre un barco romano y barcos omaníes en el Índico, siglo ii a. C.

En los océanos Índico y Pacífico se desarrollaron navegaciones oceánicas que permitieron poblar todos los archipiélagos (navegación polinesia); mientras que la posibilidad de que se llegara a Ámérica del Sur es todavía objeto de debate (el poblamiento de América a través del estrecho de Bering no habría necesitado de navegación, o en todo caso, habría bastado con la navegación costera), así como otros posibles contactos transoceánicos precolombinos. En el primer tercio del siglo XV, las expediciones chinas lideradas por Zheng He llegaron hasta las costas africanas del Índico; se ha llegado a proponer la posibilidad de que hubieran llegado al Atlántico Sur e incluso hasta América y Europa, pero tal propuesta no ha pasado de ser una especulación no admitida académicamente.

Combate naval entre Juncos chinos empleados en la frustrada  invasión mongola de Japón , y los defensores  samurai , ca. 1293.

La navegación mediterránea, que los romanos habían llegado a controlar (Mare Nostrum indiscutido desde sus victorias frente a cartagineses -guerras púnicas, 264-146 a . C.- y egipcios -batalla de Actium, 31 a. C.- y piratas), volvió a ser un entorno disputado en la Edad Media, a partir del momento en que los vándalos consiguieron atacar navalmente las costas italianas. En el siglo VI los bizantinos consiguiero retomar su control, y en el siglo VII fueron los árabes los que acabaron de dividir el espacio mediterráneo; al que llegaron a acceder incluso vikingos y normandos. Desde la época de las Cruzadas también tuvieron gran presencia los navegantes venecianos, genoveses16 y de la Corona de Aragón.

Navegación de los cuatro  viajes de Colón  a América, 1492-1504.
Navegación del primer viaje de  Vasco de Gama , 1498.
Elcano  (1519-1521), en una ilustración de un mapa de  Abraham Ortelius , 1590.
Maqueta de la galera  Real , buque insignia de la armada cristiana.  Lepanto  (1571).
Los  gueux de mer   se enfrentan a los españoles en la  batalla de Haarlemmermeer , 1573;
La flota de  Francis Drake  ante  Santo Domingo  en 1585.


En el período medieval europeo, la navegación se consideraba parte del conjunto de las  siete artes mecánicas , ninguna de las cuales se utilizaba para viajes largos a través del océano abierto. La navegación polinesia es probablemente la forma más antigua de navegación en mar abierto; se basó en la memoria y la observación registrada en instrumentos científicos como el gráfico de palos de las Islas Marshall. Los primeros polinesios del Pacífico utilizaron el movimiento de las estrellas, el clima, la posición de ciertas especies de vida silvestre o el tamaño de las olas para encontrar el camino de una isla a otra.

La navegación marítima utilizando instrumentos científicos como el astrolabio del marinero ocurrió por primera vez en el Mediterráneo durante la Edad Media. Aunque los astrolabios terrestres se inventaron en el período helenístico y existieron en la antigüedad clásica y la Edad de Oro islámica, el registro más antiguo de un astrolabio marino es el del astrónomo mallorquín Ramon Llull que data de 1295.

El perfeccionamiento de este instrumento de navegación se atribuye a los navegantes del portugueses durante los primeros descubrimientos portugueses en la Era de los descubrimientos.  La descripción más antigua conocida de cómo hacer y usar un astrolabio marino proviene del Arte de Navegar del cosmógrafo español Martín Cortés de Albacar publicado en 1551,  basado en el principio del archipéndulo usado en la construcción de las pirámides egipcias.

El conocimiento de la brújula, transmitido a los europeos por los árabes (quienes lo habían obtenido a su vez de los chinos), junto con otras mejoras en técnicas astronómicas (astrolabio, ballestilla, sextante), cartográficas (portulanos) y en la construcción naval (carabela, nao, galeón), permitieron la Era de los Descubrimientos protagonizada inicialmente por portugueses y castellanos; especialmente a partir del impulso de Enrique el Navegante a la escuela de Sagres. En 1492 se realizó el primer viaje colombino a América; en 1488, Bartolomeu Dias dobló el cabo de Buena Esperanza, lo que abrió la ruta al Índico (Vasco de Gama llegó a Calcuta en 1498); entre 1519 y 1521 la expedición de Magallanes 

Elcano circunnavegó el mundo (midiendo la longitud geográfica con el método de su organizador científico, Rui Faleiro).18 Hasta el siglo XVI la hegemonía hispano-portuguesa en la navegación fue patente en campos como la geografía y la cosmografía. Tanto los pilotos ingleses como los franceses aprendieron a navegar en los textos de Pedro de Medina, Martín Fernández de Enciso y Martín Cortés, entre otros.1920 Se ha argumentado que la conjunción de “cañones y velas” dio a los Estados europeos la ventaja para imponerse al resto, inaugurando el moderno “sistema mundo”.

Desde el siglo XVIII la hegemonía marítima fue ejercida por Inglaterra, hecho que se confirmó a comienzos del siglo XIX con la batalla de Trafalgar (1805). Entre las principales expediciones inglesas de la época estuvieron las del capitán Cook (1768-1779); mientras que la segunda del Beagle (1831-1836) tuvo una gran trascendencia para el posterior desarrollo de la teoría de la evolución de Darwin. Ya plenamente en la época de la navegación a vapor se siguieron perfeccionando las técnicas y embarcaciones en la navegación transoceánica a vela (clipper), que no quedó obsoleta para la navegación comercial hasta el siglo XX (sobre todo tras la apertura del canal de Panamá). Incluso entonces, el optimismo desmedido que caracterizó al diseño naval de la época sufrió un duro golpe con el hundimiento del Titanic (1912).

Navegación sencilla

La navegación tiene sus orígenes en la  prehistoria . Los  polinesios  practicaban en el Océano Pacífico lo que se llama  navegación polinesia . Los polinesios usaron diferentes cosas que se encontraban a su alrededor para encontrar su camino a través de grandes áreas de mar abierto. Otra gente de la antigüedad también aprendió a viajar grandes distancias usando referentes del mundo natural. Por ejemplo:

  • Hace mucho tiempo (y aún hoy en día) la gente miraba las  estrellas , el  sol  y la  luna . Desde aquí sabrían dónde estaba el  norte . Con los gráficos podían encontrar cuán lejos del  ecuador  estaban. Esto se llama  navegación celestial . Hasta que no tenían relojes precisos no sabían su  Longitud  (qué tan al  este  u  oeste  estaban) sin ver los  puntos de referencia .
  • Algunos tipos de nubes se forman sobre la tierra, y las olas pueden rebotar en una orilla y viajar hacia el mar.
  • El tiempo que se tardó en llegar a un lugar. Cuando viajaban por tierra sabían que les llevaría, por ejemplo, dos días ir de un lugar a otro. Esta vez lo más probable es que siga igual. A partir de aquí pudieron viajar dos días y saber que estaban cerca de donde querían estar.
  • Los animales que encontraron también ayudaron. En diferentes lugares la gente encontraría diferentes tipos de peces, ballenas o pájaros que solo vivían en un lugar, o cerca de la tierra. Desde allí podían decir que estaban cerca o lejos de donde necesitaban estar.

Un ejemplo de gente que usaba las estrellas eran los vikingos. Ellos sabían que la estrella llamada Polaris (la Estrella del Norte) no cambia de ubicación y apunta hacia el norte. Entonces conocerían la latitud (distancia desde el ecuador), midiendo el ángulo entre Polaris y el horizonte. También utilizaron animales, especialmente pájaros, para saber si había tierra cerca. También sabían que un tipo específico de nubes se forman cerca de la tierra y que las olas son diferentes cerca de la tierra que en alta mar.

Navegación medieval

Con el paso del tiempo se fueron inventando o descubriendo mejores métodos de navegación. Algunos de estos métodos son:

  • Navegación por estima . Una nave podría tirar un tronco por la borda. En el tronco había una cuerda con nudos atados a distancias regulares. Al contar cuántos nudos pasaron por el costado antes de volver a meter el tronco, sabían lo rápido que iban. Escribían esto todos los días y averiguaban cuánto viajaban por ese día. Esta es la razón por la que la velocidad de un barco se mide en  nudos .
  • Una  brújula . Se descubrió que la  Tierra  tenía dos polos (Norte y Sur) y que estos polos tenían cargas magnéticas diferentes (positivas y negativas). Descansando una tira de hierro magnético en la punta del alfiler se encontró que la tira giraría hasta que coincidiera con el  campo magnético  de la Tierra. A partir de aquí se podría tomar una dirección y seguir caminos. La brújula se inventó por primera vez en  China . Más tarde se inventó en  Francia  en el siglo XII.
  • Relojes  precisos. Con un reloj, finalmente era posible saber cuál era la longitud de una persona. La longitud es la ubicación este u oeste. Antes de esto, solo se podían utilizar puntos de referencia y cálculos a muertos.
  • El practicaje es cuando los barcos buscan balizas especiales o marcadores hechos por el hombre, que les indiquen dónde están o que estén atentos a ciertos obstáculos como los arrecifes.
  • La gente dividió la brújula en 360 grados. Entonces podían dar un número exacto de la dirección que el barco tenía que seguir (el "rumbo") para llegar a un puerto. Los primeros mapas marítimos de navegación, llamados "cartas náuticas", mostraban la orientación necesaria para ir de un puerto a otro.

Navegación moderna

  • La navegación estelar es una mejora con respecto a la navegación por las estrellas. Utiliza un sextante, una brújula y un reloj muy preciso llamado cronómetro. Al medir la  altitud  de una estrella (cuán alta está sobre el horizonte), y su dirección en una brújula en un momento conocido, el  navegante  puede determinar dónde está el barco. El GPS ha sustituido en gran medida a la navegación estelar, pero la navegación estelar se sigue enseñando en todas las escuelas marítimas porque no necesita electrónica especial.
  • La radionavegación se inventó a principios del siglo xx. La navegación hiperbólica utiliza radiotransmisores para encontrar la ubicación de un barco entre dos o tres radiotransmisores que no se mueven.
  • El  Sistema de Posicionamiento Global  (GPS) reemplazó a otros métodos de radio a finales del siglo XX. Es un sistema de transmisores  satelitales . Los viajeros utilizan un pequeño receptor para encontrar su ubicación en casi cualquier lugar de la Tierra.

Elementos que propulsaron la navegación

La Astronomía

Observaciones sin cronómetro

El astrolabio es invención de los antiguos griegos pero se olvidó en Europa y fueron los árabes quienes lo reintrodujeron en la península ibérica hacia el siglo XI. Desde ahí se extendió al resto de Europa y a finales de la edad media y durante el renacimiento estaba muy extendido. Para tomar una observación requería de tres hombres y daba una precisión bastante baja, del orden de dos a cuatro grados de arco. Se utilizaba para determinar la latitud mediante la observación de la estrella polar o la observación del paso meridiano del Sol.

La ballestilla de cruceta es de invención medieval y tenía la ventaja de que podía ser usada por un solo hombre pero era muy poco práctica porque necesitaba visualizar y alinear simultáneamente un extremo de la cruceta con el horizonte y el otro extremo con el astro. Esto es muy difícil de hacer.

Otro instrumento árabe medieval es el kamal que está basado en el mismo principio que la ballestilla de cruceta. En el kamal la cruceta se ve reducida a una tablilla con un cordel con nudos. El observador sujetaba un nudo determinado entre los dientes, lo cual fijaba la distancia de la tablilla a sus ojos y, por lo tanto, el ángulo formado por el ojo y los bordes de la tablilla. Los nudos se hacían de forma que correspondiesen con la latitud de diversos puertos o lugares y la observación permitía saber si la latitud del observador era mayor o menor.

En 1590 Davis inventó el cuadrante que lleva su nombre. Este permitía a una sola persona tomar la altura del sol con algo más de precisión que un astrolabio. El observador, con su espalda al sol, alinea la sombra del sol sobre el visor con el horizonte lo que se hace con una sola línea recta de visión y evita el problema principal de la ballestilla de cruceta donde el observador necesita visualizar dos líneas simultáneamente. El cuadrante de Davis sufrió varios cambios y mejoras a lo largo de su existencia por lo que los últimos modelos eran bastante diferentes del original. La  Suma de Geographia , publicada en 1519, describe dos métodos para el cálculo de la latitud: el regimiento del Sol y el regimiento del Norte.

Así que, hasta mediados del siglo XVIII, la latitud se determinaba mediante la observación de la altura de la estrella polar (“regimiento del Norte”) o de la observación meridiana del Sol (“regimiento del Sol”) utilizando el astrolabio y más tarde el cuadrante. Los marinos tenían tablas cuadrienales que daban la declinación del sol para cada día del año y con esta información y la observación de la altura del sol en su paso meridiano es relativamente sencillo determinar la latitud. Este método ha permanecido como tradición prácticamente hasta nuestros días a pesar de la existencia de métodos mucho más versátiles.

Alrededor de 1750 se inventó el sextante que permitía una observación mucho más precisa de la altura de los astros, lo cual redundaba en una determinación más precisa de la latitud. Con algunas mejoras y perfeccionamientos menores permaneció fundamentalmente igual hasta el siglo XX. De todas formas, los pilotos tardaron tiempo en desechar sus cuadrantes y pasarse a los sextantes que eran más complicados y caros.

Los marinos seguían, sin embargo, sin tener un medio de determinar su longitud geográfica mediante observaciones astronómicas. La invención del telescopio y los avances de la astronomía permitieron que a finales del siglo xviii se pudiera predecir la posición de los astros con bastante exactitud y a finales del siglo xviii el Real Observatorio Británico de Greenwich empezó a publicar el almanaque náutico, que sigue siendo una de las herramientas básicas de la navegación astronómica hasta nuestros días.

El Cronometro

Ya antes de 1700 se había hecho todo el estudio teórico necesario que permitiría la determinación de la longitud geográfica a partir de observaciones astronómicas, primero de eclipses de Luna y, a partir de la invención del telescopio, de la posición de los satélites de Júpiter. Estos métodos se aplicaron con éxito en el siglo xvi para medir la diferencia de longitud entre América y España, y a partir de finales del XVII para determinar la longitud del Mediterráneo.

Sin embargo, para los marinos estos métodos no eran aplicables y la medida de la longitud estaba condicionada a que el observador conociera con cierta precisión la hora en el meridiano de referencia en el momento de la observación o, lo que es lo mismo, la diferencia horaria entre el punto de la observación y el meridiano de referencia. Hasta ese momento el tiempo a bordo se medía mediante ampolletas de arena que los grumetes invertían cada media hora. Este sistema era, evidentemente, poco preciso y totalmente inadecuado para la navegación astronómica, que requiere mucha más precisión. El problema de la determinación de la longitud geográfica era, por tanto, un problema de poder saber con precisión la hora en el meridiano de referencia.

España y otros países habían ofrecido recompensas a quien inventara y construyera un cronómetro pero ni siquiera esto produjo la deseada invención. A mediados del siglo xviii Inglaterra ofreció una gran recompensa a quien “descubriera la longitud geográfica en el mar con una precisión de 60 millas tras un viaje de seis semanas en el mar”. Esta precisión puede parecer muy poco hoy en día, pero en la práctica supone conocer la hora con una precisión de cuatro minutos de tiempo tras el paso de seis semanas. En aquella época era lo más que se podía pedir.

Al contrario que otras invenciones de la edad moderna que hicieron uso de tecnología existente dándole nuevos usos, la invención del cronómetro fue producto de la necesidad y la tecnología necesaria tuvo que ser inventada y desarrollada.

Rutas estables de navegación de las flotas española (en blanco) y portuguesa (en azul) desde el siglo xvi. La  flota de Indias  atravesaba el Atlántico, el  Galeón de Manila  el Pacífico; la  carreira da Índia  circunnavegaba África.

Desde que Galileo descubrió el ritmo constante del péndulo de gravedad los inventores habían tratado de inventar un reloj basado en este principio pero los resultados eran imperfectos en tierra firme y esos cronómetros no podían funcionar en un buque en movimiento. Todo el siglo xviii fue dedicado a la invención del cronómetro pero los pilotos tuvieron que esperar a la segunda mitad del XIX y manejarse sin él con las distancias lunares.

Como respuesta de la oferta inglesa, John Harrison acopló el péndulo con un movimiento de escape de su invención y produjo los primeros cronómetros “transportables” durante el siglo XVIII. El primero pesaba 30 kilos y necesitaba unos enormes soportes con cardan para mantener el mismo ángulo respecto a la horizontal, cosa imposible en caso de temporal, solo el “Harrison IV” era efectivo en el mar. Años de trabajo y mejoras produjeron, finalmente, cronómetros prácticos y que podían ser fabricados en serie.

Solamente a partir de principios del siglo xix se empezaron a fabricar cronómetros útiles, pero que todavía eran muy caros, por lo que durante la primera mitad del siglo muchos buques todavía navegaban sin cronómetro.

Una vez que el cronómetro estuvo disponible a principios del siglo XIX, el piloto tenía a su alcance para la navegación astronómica las mismas herramientas que fueron utilizadas hasta el comienzo de la segunda mitad del siglo XX: sextante, cronómetro y almanaque náutico. Desde entonces, y hasta la progresiva implantación de los métodos de navegación por satélite (como el GPS), los avances en la navegación astronómica se centraron no en los instrumentos mecánicos, sino en la teoría de métodos y cálculos usados en la reducción de las observaciones.

Observaciones cronometradas

Con la llegada del cronómetro se podía determinar la longitud geográfica. Esto se hacía generalmente de la siguiente forma: el piloto calculaba su latitud por el procedimiento que siempre había usado: por la observación meridiana del sol. Esta observación se llamaba “observación meridiana” y no requería del uso del cronómetro. Luego realizaba una observación de un astro que tuviera un acimut muy próximo a 90º o 270º, es decir E o W. Esta observación se llamaba “observación cronometrada” o “temporal” porque se anotaba la hora de la observación. En ese momento estimaba su latitud avanzando su latitud meridiana mediante cálculos de estima. Utilizando la nueva latitud en sus cálculos y los datos de la observación cronometrada obtenía su longitud geográfica. Al proceso matemático de cálculos que se sigue con una observación para llegar a un resultado en forma de posición se llama  reducción  de la observación.

En este caso el navegante tiene como datos la posición del astro en el momento de la observación, es decir su ángulo horario referido a Greenwich  GHA  y su declinación  dec.  además de la altura observada  Ho . Entonces asume una latitud (dada por su navegación de estima y calcula la longitud geográfica resultante  lon . Primero determina el ángulo horario local  LHA , es decir el ángulo horario entre su posición y la posición del astro.

Una vez determinado  LHA  es fácil determinar la longitud  lon  ya que

Como puede verse la fórmula principal es compleja si ha de resolverse solamente con la ayuda de tablas.

Geométricamente el problema se ve que consiste en determinar dónde el círculo de igual altura corta al paralelo de latitud correspondiente. Puede verse que será en dos puntos y así la ecuación matemática también tendrá dos soluciones de las cuales una se desecha por no ser obviamente la solución buscada.

La observación cronometrada complementaba a la observación meridiana y era su paso siguiente más lógico. Fue más fácilmente aceptado por los pilotos que hubiera sido un sistema radicalmente nuevo y distinto y se convirtió en el método usual de aquella época.

Una forma sencilla de calcular la situación del navegante es, teniendo un cronómetro que marque la hora de Tiempo Universal (T.U.), cuando el Sol esté en su máxima altura sobre el horizonte frente al navegante (dirigiendo el sextante en la dirección en que se encuentra más próximo el ecuador) anotar su altura angular sobre el horizonte, la hora que marca el cronómetro y la Declinación que tiene el Sol a esa hora (los datos para encontrar el valor de tal Declinación aparecen en el Almanaque Náutico). La hora anotada es la del paso del Sol por el meridiano del navegante. De esta hora se resta la hora de T.U. a la que el Sol pasó sobre el meridiano de Greenwich (que también viene en el Almanaque Náutico y que suele ser hacia las 12 h. del T.U.) con lo que obtenemos el tiempo que ha tardado el Sol desde que pasó por el meridiano 0º hasta que ha pasado por el meridiano del navegante. Dado que en una hora el Sol recorre 15º, por regla de tres se obtiene que el tiempo trascurrido en minutos de hora dividido por 4 nos da el valor en grados de la longitud en que se encuentra el navegante. Los decimales de esta longitud se transforman en minutos de grado multiplicándolos por 60.

Así tenemos, aproximadamente, la longitud en grados, minutos y decimales de minuto en la que se encuentra el navegante. La latitud en que se encuentra el navegante cuando pasa el Sol por su meridiano se puede conocer calculando la latitud en que en ese momento se encuentra el cenit del navegante dado que son del mismo valor. Tal latitud del cenit se obtiene restando de la declinación del Sol la “distancia cenital” del Sol(= coaltura =90º-altura) cuando este astro está pasando por el meridiano del navegante y dando a tal “distancia cenital” valor positivo si se mide en dirección norte y negativo si se mide en dirección sur (Lat=Decl-Distancia cenital ([Dc + ⇒ N] y [Dc – ⇒ S])) (la distancia cenital es la distancia angular existente entre el cenit del navegante y el astro y la Declinación es la distancia angular entre el astro y el Ecuador celeste) (La variación de la altura del Sol es mínima cuando el astro está próximo al meridiano del navegante por lo que se recurre a estratagemas para detectar su paso por tal meridiano como, por ejemplo, ir haciendo tomas seriadas -cada unos cinco o diez minutos- de la altura del Sol cuando está próximo al mediodía del navegante y anotando el valor de esas alturas y las horas de T.U. correspondientes; con estos datos se hace una gráfica en que las coordenadas son el T.U. y la altura del astro: en la curva resultante de unir esas alturas sucesivas se puede calcular por aproximación cuando el Sol ha estado a su máxima altura, cual era el valor de esta y cual era la hora de T.U. en que esto ocurría).

Correcciones

Según los sextantes se iban haciendo más precisos en su fabricación y manejo, se fueron teniendo en cuenta y corrigiendo en los cálculos errores que antes se habían ignorado. Entre ellos se pueden contar:

  • Error instrumental (propio del instrumento)
  • Refracción atmosférica (notable especialmente en observaciones de baja altura, menor a 10 grados)
  • Depresión del horizonte (ya que el horizonte está situado por debajo del observador)
  • Paralaje (notable en el caso de la Luna y astros próximos a la Tierra)
  • Semidiámetro (en el caso de cuerpos con diámetro aparente, Sol y Luna, al observar el limbo)
  • Aumento (el semidiámetro de la Luna se estandariza para la distancia desde el centro de la tierra pero cuando se observa con cierta altura sobre el horizonte la distancia desde el observador es menor y el semidiámetro aparente aumenta)

Desarrollo de métodos de reducción modernos

Sumner

En 1837 el capitán Sumner se acercaba a la costa inglesa y estaba preocupado por su posición tras varios días de niebla sin observaciones. Una abertura momentánea en las nubes le permitió tomar una observación cronometrada pero no estaba seguro de su latitud por lo que decidió resolver la longitud utilizando varias suposiciones de latitud. Al hacerlo descubrió que las distintas posiciones obtenidas estaban alineadas y que la prolongación de la línea pasaba por un faro determinado. A pesar de que no estaba seguro de su latitud sabía que su posición estaba a lo largo de esta línea recta por lo que puso el rumbo para seguir por la misma línea hasta que, efectivamente, avistó el faro. Al capitán Sumner se atribuye la invención del concepto de “Línea de Posición” (LP). Hoy sabemos, por supuesto, que la LP es un segmento de un círculo menor llamado circunferencia de alturas iguales. Cualquier observador situado en cualquier punto de este círculo observará el astro con la misma altura.

El método del capitán Sumner de resolver la longitud para dos latitudes distintas y, de esta forma, determinar una LP estaba en línea con lo que se había hecho hasta ese momento y fue adoptado por los pilotos sin resistencia pero todavía el proceso de determinación de la posición era el de avanzar por estima la latitud obtenida de la observación meridiana y cruzarla con LP obtenidas por observaciones cronometradas.

La reducción de la observación cronometrada era compleja y debía ser resuelta por duplicado, para dos latitudes distintas. Además el astro observado en la observación cronometrada debía tener un acimut muy próximo a E o W. Si el acimut del cuerpo observado se separaba mucho de lo deseado crecía el error y, además, los puntos obtenidos caerían fuera de la carta.

A finales del siglo xix se buscaba la forma de simplificar los cálculos y de mejorar la precisión de los resultados. Hacia 1872 el capitán francés Marcq Saint Hilaire publicó un método de aproximaciones sucesivas que llamó de  point rapproche . En 1877 el astrónomo parisino Antoine-Joseph Yvon Villarceau (1813 – 1883) y el oficial naval Aved de Magnac publicaron 3 un sistema que denominaron de  interceptación del acimut  y que se ha difundido con el nombre de St. Hilaire aunque este no fue su inventor. Este método se difundió rápidamente y fue el más utilizado hasta nuestros días.

En este método el piloto asume una posición cualquiera, que puede ser su posición estimada pero esto no es necesario y basta con que la posición asumida esté razonablemente cerca de la posición real. El resultado de la reducción es una  LP  que siempre será la misma, con independencia de la posición asumida para el cálculo.

El procedimiento es como sigue: el piloto realiza una observación astronómica y anota la hora exacta y la altura  Ho  observada. A continuación hace un cálculo donde asume la altura calculada  Hc  con la que observaría el astro si su posición de observador fuera la posición asumida para el cálculo. La diferencia entra  Ho  y  Hc  es la distancia entre la posición real y la posición asumida para el cálculo (los cálculos anteriores son matemáticos y lo que sigue es proceso gráfico en la carta de navegación) por lo que el piloto traza una recta desde el punto de la posición asumida con la dirección del acimut del astro observado y desde la posición asumida mide la distancia  Ho – Hc  hacia el astro. Si  Ho  es mayor entonces la distancia se mide en sentido inverso. En ese punto traza una perpendicular a la línea de acimut y esa nueva línea es su Recta de altura  LP . En el momento de la observación el observador estaba situado en algún punto de esa  LP . Cruzando varias  LP s obtenidas por este nuevo procedimiento se obtiene la posición real.

Las fórmulas utilizadas para obtener  Hc  y  Z  son:

Como hemos visto, tanto el método de Sumner como el de St. Hilaire nos obligan a asumir una posición desconocida para obtener un resultado que depende de la certeza de la posición asumida. Esto es debido a que una sola observación nos da una  LP  y no un punto. La gran ventaja del método de St. Hilaire es que quita la constricción de que la observación debe ser de un cuerpo con acimut E-W y funciona igualmente bien con cualquier observación independientemente del acimut del cuerpo observado. Un piloto puede tomar varias observaciones simultáneas de varios astros o del mismo astro en observaciones separadas por varias horas, y reducir todas estas observaciones por el mismo método de forma que cada observación produce una  LP  y las varias  LP s se cortan en el punto de posición.

Este método, a pesar de sus innegables ventajas, tardó en ser aceptado debido a que era muy diferente del método de Sumner al que reemplazaba. La naturaleza humana tiende a mantener lo conocido y a desconfiar de lo nuevo. El método de St. Hilaire ha permanecido como el método estándar hasta nuestros días a pesar de que algunos pilotos gustan de utilizar la observación meridiana por pura tradición.

Con el método de St. Hilaire, como con el método de Sumner, los cálculos son complejos y sujetos a errores debido a la necesidad de resolver un triángulo esférico. A pesar del uso de herramientas como logaritmos y tablas trigonométricas se tardaba tiempo en hacer los cálculos de reducción de cada observación y, a menudo, había que repetirlos si aparentemente se había colado un error.

Este cálculo se basa en que un navegante se encuentra en uno de los dos puntos de la superficie terrestre en que se cortan los “círculos de igual altura” de dos astros visibles en ese momento por tal navegante o de un mismo astro cuando ese astro se ha “desplazado” transcurrido un tiempo. Se llama “círculo de igual altura” al círculo de la superficie terrestre desde el que se ve a un determinado astro a la misma altura sobre el horizonte; el centro de tal círculo es la proyección de ese astro sobre la superficie terrestre y se llama “pie de astro” o “polo de iluminación del astro”; el radio de ese círculo es la proyección en la superficie terrestre de la coaltura del astro (=90-altura=distancia angular entre el astro y el cenit del navegante= distancia cenital); obviamente, el navegante se encuentra en algún punto de tal círculo. Si el navegante se encuentra a la vez en dos “círculos de igual altura” parcialmente solapados, estará en uno de los dos puntos en que esos círculos se cortan (se desprecia el punto menos probable). Si son tres los círculos que se cortan en un solo punto el navegante estará en ese punto y no es preciso desechar un segundo punto.

Un navegante para conocer la situación del punto de la superficie terrestre donde se encuentra recurriendo a encontrar la situación del punto de corte de los “círculos de igual altura” de los astros que observa mide con el sextante la altura angular sobre el horizonte a que se encuentra cada uno de los astros que va a emplear en el cálculo y lo anota así como la “declinación” y el “ángulo Horario a Greenwich” en que se encuentran tales astros a la hora de T.U. en que ha medido su altura si son el Sol, la Luna o planetas o sus equivalentes “declinación” y “ángulo Horario a Greenwich de Aries” más “Ángulo Sidéreo” si son estrellas (datos que aparecen en el Almanaque Náutico). Lamentablemente, encontrar el o los puntos de la superficie terrestre donde se cortan dos o más “círculos de igual altura” requiere unos cálculos matemáticos especialmente arduos por lo que para localizar el punto de corte “útil” se recurre a estrategias que lo simplifican: si se recurriese solamente a métodos gráficos para calcular tal punto de corte “útil” la imprecisión sería muy importante -aunque de todas formas se han desarrollado esferas mecánicas que permiten encontrar tal punto de corte con una cierta precisión-.

Con el método de St. Hilaire este cálculo también se simplifica y aunque se pierde algo la exactitud, esta es aún suficiente a efectos prácticos: consiste en trazar tangentes a los “círculos de igual altura” de dos o más astros en los puntos donde tales círculos son cruzados por las líneas de los azimuts que van desde una “situación ficticia” auxiliar común llamada “situación de estima” -situación en que se encuentra aproximadamenteel navegante- hasta el “pie” de cada uno de esos astros. Si la “situación de estima” escogida no es muy distante de la situación real, el punto donde se cortan tales tangentes está muy próximo a donde se cortan los correspondientes “círculos de igual altura” por lo que, aunque tal punto no es exactamente donde se encuentra el navegante, a efectos prácticos se le acepta como situación en que se encuentra el navegante. Para trazar tales tangentes -llamadas “líneas de posición” o “rectas de altura”- se sigue el siguiente procedimiento: en el triángulo esférico situado sobre la superficie terrestre cuyos vértices son el Polo Norte, la “situación de estima” y el “pie del astro” y cuyos lados son la colatitud “de estima” (=90-latitud), la proyección en la superficie terrestre de la codeclinacion “real” del astro y la proyección en la superficie terrestre de la coaltura “de estima”, se calcula matemáticamente la altura “de estima” (la altura a la que se vería el astro si se estuviera en la “situación de estima”) usando los factores codeclinacion “auténtica”, colatitud “de estima” y ángulo Horario local en el polo Norte “de estima”, obtenido este último sumando la longitud “de estima” (con valor – si es W o + si es E) al “ángulo Horario a Greenwich” “real” del astro si tal astro es el Sol, la Luna o un planeta, o al “ángulo Horario a Greenwich de Aries” más el “Ángulo Sidéreo” si el astro es una estrella. A continuación se calcula el azimut en que está el “pie de astro” respecto a la “situación de estima” resolviendo también matemáticamente el triángulo esférico formado por la codeclinacion “real” (tomada del Almanaque Náutico), la coaltura “de estima” calculada y la colatitud “de estima”.

Partiendo de estos datos (latitud y longitud de la “situación de estima”, la altura “de estima” calculada, el azimut “de estima” calculado y la altura “real” medida con el sextante de cada astro a usar en el cálculo) se obtienen gráficamente los restantes: en la carta náutica desde la “situación de estima” se trazan las líneas de los azimuts “calculados” que irían a los “pie de astro” de cada astro. A cada línea de azimut se le traza una perpendicular en un punto que dista de la situación “de estima” de la que parte la diferencia en minutos de grado (equivalentes a millas náuticas) que hay entre la altura “de estima” calculada y la altura “real” medida con el sextante, lo cual equivale a restar de la coaltura de estima calculada el valor de la coaltura real. Esta perpendicular a la línea del azimut “calculado” es tangente al “círculo de igual altura””real” del astro en el punto en que tal línea del azimut “calculado” se corta con este círculo dado que la diferencia entre altura real y altura calculada equivale a la diferencia entre el radio del “círculo de igual altura” “real” y el radio que tendría un “círculo de igual altura” si se estuviera en la situación de estima dado que ambos “círculos de igual altura”, el “real” y el que pasaría por la “situación de estima”, son concéntricos y diferenciados en la longitud de sus radios, que, como se ha comentado, son las coalturas “real” y “de estima” respectivamente. El punto de la superficie terrestre donde se cortan dos o más de estas tangentes a los “círculos de igual altura” está muy próximo a donde se cortarían tales “círculos de igual altura” por lo que se le acepta como situación en que se encuentra el navegante a pesar de ser solo una aproximación. La fórmula general para resolver el triángulo esférico puede ser: si “a”, “b” y “c” son sus “lados” y “A” el “ángulo” opuesto a “a”: cos a=cosbxcosc+senbxsencxcosA y también cos a = sen (90-a) y sen a = cos(90-a).

Estas ecuaciones se resuelven recurriendo a los datos que proporcionan tablas de logaritmos de funciones trigonométicas o calculadoras electrónicas; también mediante tablas precalculadas para un gran número de situaciones de estima para las que dan azimuts de estima y altura de estima para los astros más visibles en la zona. Uno de los problemas que plantea esta forma de encontrar la situación del navegante es que si se emplea el Sol como astro para el cálculo solamente hay un astro visible por ser de día por lo que se ha de esperar un tiempo en ese lugar y repetir el cálculo cuando el Sol se haya “desplazado” para así tener al menos dos tangentes a esos sucesivos círculos de igual altura del Sol; en caso de haber habido desplazamiento del navegante durante ese tiempo, tras encontrar la segunda tangente se desplaza sobre ella la primera tangente, manteniéndola paralela a la original, según el rumbo y la distancia navegada en ese lapso de tiempo. Si se emplean las estrellas o los planetas como astros no se puede ver el horizonte por ser de noche con lo que no se puede medir con exactitud sus alturas sobre el horizonte salvo en un breve lapso en la puesta o en la salida del Sol. Recientemente se ha solventando este problema recurriendo a un visor intensificador de luz colocado en el sextante lo que permite ver el horizonte aunque sea de noche.

Ageton

Hacia 1930 Ageton, por entonces estudiante en la Academia Naval de Annapolis, (Estados Unidos), inventó el método de reducción que lleva su nombre. Este método utiliza una pequeña tabla de logaritmos de las funciones trigonométricas y un proceso que simplifica los cálculos grandemente. Las tablas de Ageton fueron publicadas por la Oficina Hidrográfica de Estados Unidos en 1931 con la denominación  H.O. 211 .

El sistema es útil todavía hoy por ejemplo porque permite llevar el librillo con las tablas dentro de la caja del sextante. A pesar de ello los cálculos de reducción llevan un rato y son propensos a errores, sobre todo para el piloto falto de práctica. Luego se han desarrollado otros métodos similares como el método de Davies que se incluye con el almanaque náutico publicado por Estados Unidos pero ninguno de esos métodos se aproxima a la belleza y simplicidad del método de Ageton.

Desde finales del siglo xix hasta pasada la segunda guerra mundial hubo un constante trabajo en todo el mundo para buscar sistemas simplificados de reducción de observaciones pero pocos métodos ganaron difusión mundial sino que cada nación favorecía los propios. Aparte del método de Ageton podemos nombrar el ya citado de Davies y los de Comrie, Dreisonstok, Ogura, etc. Algunos de estos sistemas utilizaban la fórmula del semi-senoverso ( Fórmula del semiverseno ).

Tablas pre-calculadas

El método de Ageton y otros similares eran válidos para pilotos marinos pero demasiado lento para pilotos aéreos que necesitaban resolver su posición con mucha más rapidez. En la década de 1940 empezaron a publicarse tablas de triángulos esféricos precalculados de forma que el piloto entraba en las tablas con los tres argumentos de latitud asumida, declinación del astro y diferencia horaria entre el astro y longitud geográfica asumida y obtenía como resultado la altura computada  Hc  y el acimut computado  Z .

El piloto se veía obligado a asumir una posición de latitud igual a un grado entero, sin parte fraccionaria, y a asumir una longitud que hiciera la diferencia horaria igual a un grado entero también. Esta restricción no es especialmente incómoda y se ganaba mucho en velocidad por lo que estos métodos se desarrollaron mucho a partir de la Segunda Guerra Mundial y culminaron con la publicación por el gobierno estadounidense de las tablas  H.O. 249  para aviadores y, más tarde, las tablas  H.O. 229  para pilotos marinos. Ambas son esencialmente lo mismo pero las  H.O. 229  dan algo más de precisión y son de uso algo más lento. En ambos casos el piloto necesita una voluminosa biblioteca de tablas por lo que otros métodos como el de Ageton pueden ser más adecuados para situaciones como botes salvavidas o donde no se puede cargar con las voluminosas tablas de los métodos como  H.O. 249 .

Cálculo electrónico

Con la llegada en las últimas dos décadas del siglo xx de las calculadoras programables y computadores la reducción de observaciones se puede hacer de forma instantánea y sin necesidad de tablas de modo que los métodos manuales pasaron a ser métodos de emergencia para el caso de fallos en los aparatos electrónicos. También se desarrollaron programas de ordenador que calculaban las coordenadas astronómicas que hasta ese momento se habían sacado del almanaque. Esto hizo innecesario el único otro libro utilizado por el piloto para la reducción: el almanaque náutico.

Presente

Teniendo en cuenta el desarrollo del sistema GPS y otros similares de navegación por satélite, disponibles en todo el mundo, y con receptores que pueden costar la décima parte o menos del precio de un sextante, podemos decir con seguridad que el arte y ciencia de la navegación astronómica han llegado al fin de su camino útil.

El arte de la navegación astronómica se está perdiendo rápidamente y solo sobrevivirá como interés de aficionados.

La Academia Naval de Annapolis, (Estados Unidos), ya no requiere la enseñanza de navegación astronómica a sus cadetes reconociendo que actualmente no tiene objeto. Sin embargo, en España se sigue requiriendo este conocimiento para obtener el título deportivo de Capitán de Yate, toda vez que la tecnología GPS (y similares) dependen de aparatos electrónicos que pueden verse afectados por fallos y errores, mientras que el conocimiento de la navegación astronómica ofrece un sistema menos preciso, más complejo, pero efectivo en caso de que el sistema electrónico deje de funcionar.

De igual manera, las escuelas náuticas mercantes mexicanas aun incluyen en sus programas de estudio la navegación astronómica dado que en las embarcaciones mercantes aun son obligatorias las  Enmiendas de Manila al Convenio Internacional sobre Normas de Formación, Titulación y Guardia para la Gente de Mar  (1978), y al  Código de Formación, Titulación y Guardia para la Gente de Mar , que establecen la necesidad de realizar al menos una observación astronómica al día con el fin de corroborar que los equipos electrónicos funcionen correctamente.

Así mismo, en la Escuela Naval del Perú y en la Escuela Nacional de Marina Mercante de Perú se exige que todos los cadetes navales y náuticos respectivamente, apliquen la navegación astronómica antes que la costera para incentivar su práctica, teniendo también como requisito de ascenso conocer esta técnica de navegación.

Recientemente, el Dr. Pita Porta de la Universidade da Coruña, ha desarrollado un método de posicionamiento astronómico basado en las hipérbolas esféricas de origen astronómico, que permite eliminar los errores sistemáticos de las observaciones y conocer así los errores accidentales.

Gnomónica prehistórica

Es muy posible que la medida del tiempo fuera una de las primeras actividades intelectuales de la humanidad. La predicción y  planificación  de eventos naturales proporcionaba ventajas a las sociedades primitivas que lo medían. Es posible que ocurriera en el período Neolítico, justo cuando la economía de las sociedades humanas evolucionó desde la recolección, la caza y la pesca a la agricultura y la ganadería. Actividades que necesitan de la planificación: es decir de la medida del tiempo. El acto de medir surgió de la simple observación de fenómenos periódicos en la naturaleza como puede ser la sucesión de días y noches, la evolución de las estaciones del año, las cosechas, la migración de las aves, etc. Todo ello quizás le confirió al hombre primitivo la necesidad de medir el tiempo con el objeto de predecir el mundo que le rodea, de poder realizar las actividades agrícolas como es la plantación. Ciertamente la medida del tiempo en estos primeros instantes se debe a un concepto de medida de un instante ubicado en un ciclo. De esta forma, pronto se cayó en la cuenta de que mediante la observación de las sombras se podía predecir los fenómenos naturales. La construcción de complejos sistemas pétreos en las primeras arquitecturas que emplean alineamientos con el objeto de predecir fenómenos naturales como es la determinación de la llegada de las estaciones son ejemplos de esta necesidad primitiva. Surgen de esta forma estructuras como Stonehenge, Avebury y otros sitios indicando el conocimiento cíclico del sol sobre la esfera celeste que ya poseía el hombre primitivo.

Al colocar una estaca clavada en el suelo se puede observar como el movimiento diurno del sol repite el recorrido de la sombra un día tras otro. Pronto surge la necesidad de colocar marcas que permiten averiguar el recorrido diurno de la sombra: las horas. Al observar la sombra de estas estacas a lo largo del año se podría detectar como en los meses fríos de invierno las sombras eran largas, mientras que las sombras de los meses calurosos de verano eran más cortas. Este ciclo de  sombras largas  y  sombras cortas  coincidía con el concepto cíclico de año. De esta forma la observación de la sombra proporcionaba la  sensación  de medir dos clases de ciclos, los diurnos y los anuales. La observación de la naturaleza durante las noches hizo ver que las estrellas en su movimiento nocturno mostraban también un ciclo. Pronto la observación de estos ciclos dio ventajas económicas a las culturas que lo establecían como método de observación, permitía una predición más precisa de las cosechas, las recolecciones, las plantaciones. Es por esta razón por la que las culturas con capacidades de medición del tiempo poseían ventajas sobre las que no lo hacían. En occidente una de las culturas que primero dedicó esfuerzo en medir el tiempo fue la babilónica, y obtuvieron con ello una ventaja económica frente a sus vecinos. Sus primitivos conocimientos sentaron las bases de la medida del tiempo en posteriores culturas como la egipcia.

Gnomónica en el Antiguo Egipto

La astronomía egipcia fundamentaba sus observaciones científicas en la posibilidad de medir el tiempo. Con ello lograban una mayor capacidad de predicción de las periódicas crecidas del nilo, y de esta forma planificaban mejor las cosechas redundando al final en una mejor producción de alimentos. Los astrónomos egipcios dividían el transcurso del sol en doce partes iguales, e igualmente lo hacían con la noche, es decir empleaban un sistema de veinticuatro divisiones. A cada división la denominaban «hora», y como es de suponer su longitud era de duración diferente a lo largo de los días del año. Los meses de primavera y verano las horas del día eran más amplias, mientras que las de las doce horas de la noche eran cortas. En los meses de otoño e invierno, la situación se invertía, y las horas nocturnas se alargan día a día mientras que las diurnas se van acortando en similar proporción. Sobre el sistema horario del Imperio Antiguo se poseen numerosos ejemplos de tablas describiendo relojes estelares. El ideograma de las división en horas ya aparece en los textos de las Pirámides, y se transcribe como  wnwt . La vigilancia de las horas diurnas y nocturnas, y su recuento a lo largo del año, recaía en sacerdotes. Se empleaba la división mediante el número doce por ser el número entero que posee más divisores tras el número diez. Esta característica facilitaba la manipulación matemática del tiempo, y el cómputo de posiciones estelares.

Medida del tiempo: horas temporarias

Los egipcios dedicaban a ciertos sacerdotes a las tareas de conteo de referencias estelares a lo largo de todas las noches del año. La observación nocturna se focalizaba en registrar el paso de los decanos, o grupos estrelares, que hacían de posiciones de referencia en el movimiento nocturno de la esfera celeste. La primera hora comenzaba durante el crepúsculo (atardecer), justo al comenzar a verse las estrellas de la noche, y finalizaba dando paso a la segunda hora cuando se producía el orto helíaco del primer  decano , y así sucesivamente durante la noche. De esta forma los sacerdotes contaban los doce decanos a lo largo de la noche, tras el último se producía el amanecer del sol. Realizaban el conteo nocturno de las horas, siguiendo para ello las descripciones encontradas en las tablas de los relojes estelares que estaban íntimamente relacionadas con el calendario egipcio.

Movimiento nocturno de las estrellas. La conexión entre el movimiento nocturno de las estrellas y el diurno por el sol fue uno de los hitos en la medida del tiempo.

La tablas del Nuevo Imperio carecen de decanos, o estrellas, haciendo culminación en los primeros instantes del crepúsculo, y esto hace Se han encontrado numerosas tablas de este tipo datadas entre las dinastías IX y la XII que fue cuando fueron empleadas con mayor frecuencia. Los dioses frecuentemente mencionados en las tablas hacen ver que algunas estrellas eran poseedoras de una posición divina, tal es Ra (identificado con el Sol), Nut, Mesjetiu (relacionada con la  Osa Mayor ), etc. En el Imperio Nuevo se desarrollan nuevos métodos de contabilizar las horas nocturnas, aparecen los relojes ramésidas fundamentados en los tránsitos decanales al culminar.

suponer que las primeras horas se contabilizasen mediante clepsidras (relojes de agua) como apoyo a las medidas. Es posible que estas clepsidras se calibrasen empleando ortos o culminaciones de estrellas de referencia. Estos relojes servían para medir la evolución de las horas del día, y de la noche. Hay ejemplos de este instrumento en las paredes de la tumba de Amenemhat descubierta en 1885. Algunos ejemplos como la tumba encontrada en Karnak en 1904, muestran en sus inscripciones talladas sobre alabastro como el recipiente se llenaba de agua y se vaciaba a un ritmo que se mide en el sistema temporario (tanto nocturno como diurno). La medida del tiempo mediante el sistema de horas temporarias se remonta a los periodos primigenios del Antiguo Egipto, algunos autores como Otto Neugebauer apoyan esta evidencia. 3 La medida de las horas nocturnas contínuaba por el día, si por la noche las estrellas eran la referencia, a lo largo del día lo era el sol y las sombras. De esta forma la cultura egipcia ya tenía implementados los dos requerimientos para medir el tiempo: conocer en que instante del ciclo anual en que se encuentran, y tener memoria de los ciclos pasados. Los sacerdotes egipcios se encargaban de ambas tareas. Los ciclos medidos eran de dos tipos, los anuales (que predecían las crecidas del Nilo), las diarias que regían el trabajo de la sociedad.

Relojes solares egipcios

Uno de los relojes de sombra más antiguos en la cultura egipcia se encontró descrito en los bajorrelieves de las paredes del cenotafio de Seti I en Abidos. Las inscripciones de Abidos son una especie de manual de usuario de la gnomónica de la época que posee numerosas lagunas debido a las ausencias en texto. El reloj solar descrito tiene forma de una «T» con dos listones de diferente tamaño cruzados. Se compone de una larga barra ( merkhyt ) sobre la que se ubica un listón perpendicular ( sechat ). Durante el día la barra se disponía orientada al este, y el listón perpendicular arrojaba la sombra sobre las cinco marcas talladas en la barra. Con el reloj se medían solamente las diez horas centrales del día, las dos restantes horas carecían de precisión suficiente (debido a la longitud de la sombra). De este tipo de reloj han sobrevivido al paso del tiempo, algunos ejemplares procedentes del reinado de Tutmosis III (un total de  ocho ejemplares ) y del Tercer Periodo Intermedio. Algunos de etos instrumentos poseen descripciones literales de las horas como: la  que amanece  (la primera hora), la  que introduce , la  que protege a su señor , la  secreta , la de la  llama , la  estante  que era la del mediodía. El significado de estas horas y su razón se ha perdido en el tiempo.

El reloj de sol más antiguo del mundo, del Valle de los Reyes de Egipto (c. 1500 a. C.)
  • Relojes de sombra  de diversos periodos del imperio egipcio
  • Reloj de sombra de la época Seti I ( sechat ).
  • Reloj de sombra de  Qantara  de la  Dinastía Ptolemaica
  • Reloj de sombra de Merenptah. Se representa la barca de Tot.

El historiador de la ciencia que más dedicación hizo a la historia de la gnomónica egipcia fue: Ludwig Borchardt. A él debemos las primeras descripciones acerca de la existencia de un papiro incompleto, encontrado en las excavaciones arqueológicas de Tanis y que muestra el funcionamiento parcial de un reloj  sechat . El problema de la medida en estos relojes estriba en que el  sechat  posee cinco marcas horarias y carece de escala dependiente del día del año (esta ausencia ha generado un gran debate entre los estudiosos). Algunos autores han realizado minuciosos estudios sobre este reloj, mostrando que la cruceta podría ajustarse a diversos alturas dependiendo de la estación del año. Los egipcios fueron desarrollando variantes de relojes de sol a lo largo de las diferentes dinastías. Algunos de ellos arrojan sombras sobre planos inclinados, permitiendo un avance más regular de las sombras. Uno de este tipo se encontró en el Qantara, al este del Delta. Durante el periodo ptolemaico muchos de los jeroglíficos mostraban representaciones ideográfias de este tipo de relojes solares indicando la palabra «hora».

De algunos relojes de cerca del vii a. C. solo disponemos de las dos referencias existentes en la Biblia como es el Cuadrante de Achaz (concretamente en Isaías 38:7-9 y 2Reyes 20:10-12). De este reloj ha habido diversas discusiones entre expertos sin poder poner de acuerdo, no solo su existencia, sino que además tampoco se ha podido determinar ni su forma, ni diseño que explique el fenómeno de «retroceso» de la sombra del gnomon que define el milagro de Isaías, indicando un posible viaje a través del tiempo.

Periodo grecorromano

Uno de los primeros gnomonicistas griegos fue Anaximandro de Mileto, fue uno de los primeros en mostrar el denominado  esciotérico , este filósofo fue uno de los que midió la inclinación de la eclíptica. De la actividad gnomónica durante el periodo greco-romano quedan las evidencias que se muestran en las numerosas excavaciones arqueológicas. No hay excavación de esta zona del mediterráneo que no tenga, al menos, una muestra de reloj solar. Las piezas encontradas se han clasificado como los más pequeños componentes de la arquitectura Greco-Romana. Muchos de estos relojes se conservan y se encuentran repartidos a lo largo de múltiples museos a lo largo del área de influencia grecorromana en torno al Mediterráneo.

Reloj de sombra de la época Seti I ( sechat ).

Los relojes griegos son ‘no portátiles’ y consisten en bloques de diferentes tipos de piedra calcárea (es decir: mármol, piedra caliza, toba). Generalmente excavados de tal forma que la mayoría de ellos muestren superficies esféricas, cónicas y en ciertas ocasiones de paraboloides de revolución, todos ellos son denominados «hemiciclos». Sobre las superficies se marcan las doce horas temporarias repartidas entre el amanecer y el atardecer. Todos ellos posen tres curvas caléndricas indicando las tres estaciones de referencia: los dos solsticios y los equinoccios. Se sabe de la existencia de tratados escritos, un ejemplo se encuentra en Demócrito que siendo autor de un tratado sobre relojes solares que no ha llegado a nuestros días. No obstante la calidad de las piezas nos indica el grado de conocimiento, un ejemplo se encuentra en el Baelo Claudia de la Hispania romana.

La investigación sobre este tipo de relojes a comienzos del siglo xx, se realiza no solo desde el punto de vista puramente arqueológicos, sino que además se aborda por primera vez el punto de vista matemático, principalmente geométrico. Todo este estudio se debe principalmente a dos académicos alemanes de comienzos del siglo xx: Hermann Diels, y Joseph Drecker. Esta escuela es iniciada por Gustav Bilfinger, estudioso de la medida del tiempo a finales del siglo xix. Se realizan catálogos exhaustivos de relojes procedentes de las excavaciones arqueológicas mediterráneas, que en la década de los años setenta, arrojaba una cifra de 256 relojes. Entre los relojes solares más importantes descubiertos en las excavaciones se encuentra el reloj que en 1875 se descubre en Lisenberg (Alemania) al investigar los asentamientos de las legiones romanas del siglo I. Es el denominado  reloj de Mainz . Este reloj posee la propiedad de poder desplazarse, es decir se trata de uno de los primeros ejemplos de relojes solares portátiles, denominados  viatoria pensilia .

Gnomónica griega

Los avances de la astronomía griega tienen su punto de partida en los conocimientos heredados de la egipcia. Su influencia aparece en Grecia en el siglo iv a. C. y se desconoce como fue la transición de una cultura a otra. A pesar de no poseer directamente tratados, las evidencias gnomónicas griegas se detallan indirectamente en la literatura de la época. Por ejemplo, el cínico Diógenes menciona jocosamente un dispositivo muy útil, denominado ώροσκοπείoν, capaz de hacer llegar puntualmente a una comida a un comensal. Este instrumento es mencionado también por autores como Estrabón y Gémino y lo relacionan con un instrumento que «captura las sombras».

Reloj de sombra de  Qantara  de la  Dinastía Ptolemaica

Las referencias ponen estos instrumentos en manos de científicos y filósofos, haciendo mención de pocos hombres de la calle manipulándolos. Aristófanes menciona estos dispositivos en una obra denominada Ekklesiazousai (393 a. C.). En el  Corpus Hipocraticum  7 (escrito en el 300 a. C.) se muestran las actividades del ágora en referencia a la sombra de un gnomón en un reloj de sol.

Una de las primitivas menciones a los relojes de sol apuntan a Heródoto en el 430 a. C., que introduce en πόλοs ( polos ) y el γνώμων ( gnomon ) procedente de los babilónicos. Más tarde el escritor e historiador griego Diógenes Laercio en su obra  Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres , escrita en el siglo iii, al mencionar la vida de Anaximandro le concede haber descubierto el γνώμων  gnomon  útil para saber los equinoccios y los solsticios (sin hacer mención explícita a la medida de las horas). A Anaximandro se le asigna también el diseño del ώροσκοπεία como un dispositivo medidor del tiempo. En la actualidad no se sabe si estos instrumentos medían la división del día (horas), o si por el contrario ofrecían la estación del año. Esta discusión se mantuvo en el siglo xvi entre los historiadores Claude Saumaise que era partidario que solo poseían las curvas solsticiales, mientras que Denis Pétau opinaba que estos primeros relojes griegos indicaban también las divisiones del día.

En el siglo IV a. C., la escuela peripatética compila un libro que recoge los principales problemas de la época, entre ellos figuran cuestiones acerca de la gnomónica. Casi un tercio de los relojes encontrados en las excavaciones son semiesféricos, la punta del gnomon que hace de centro ha desaparacido en la mayoría de ellos. Algunos de ellos poseen una especie de tejado en el que una abertura permite arrojar un punto luminoso sobre la superficie del interior.

El constructor y astrónomo Andrónico de Cirro en el 50 a. C. diseña y edifica la Torre de los Vientos en el ágora de la ciudad de Atenas, se trata de una especie de torre de planta octogonal que posee en cada una de sus caras un reloj vertical, así como clepsidra. Este conjunto de relojes solares supone una transición entre la gnomónica griega a la romana.

Los parámetros esenciales para la construcción de relojes de sol se descubrían gracias a los esfuerzos dedicados por la astronomía griega: Eudemo de Rodas fue uno de los primeros en observar la oblicuidad de la eclíptica de la órbita terrestre. Posteriormente Eratóstenes en el siglo III a. C. y Aristarco de Samos (150 a. C.) o Hiparco, dándole un valor de 23º 51′ 19″ (11/83 de un círculo), aunque algunos autores posteriores sugieren que el cálculo de éste fuese redondeado a 24º (el quinceavo de una circunferencia), debiéndose el dato a posteriores observaciones de Claudio Ptolomeo y gnomonicistas como el arquitecto romano Vitruvio.

Reloj de sombra de Merenptah. Se representa la barca de Tot.

Otros valores de la oblicuidad de la eclíptica fueron dados como Theon de Smyrna y Oenópides de Chios. Todos ellos mencionados como gnomonicistas. Es muy posible que los relojes solares griegos fueran empleados en la medida de este parámetro. Algunos de los relojes griegos («hemiciclos») durante los inicios del Imperio romano, se transportaron directamente desde sus posiciones originales hasta ciudades de la Antigua Roma. Uno de esos traslados se documenta desde la colonia griega de Catania a la capital Roma en el 262 a. C. sin que los romanos cuestionaran su precisión durante más de cien años.


Este transporte se hizo con la ignorancia y esperanza que funcionasen igual en latitudes distintas (distancia geográfica desde el ecuador terrestre). Quizás los primeros gnomonicistas romanos suponían que la tierra era plana. A pesar de todo, los griegos conocían ya el concepto de latitud geográfica en el siglo IV a. C. y en los relojes encontrados puede verse el diseño acorde con la posición geográfica. En el siglo IV a. C., el viajero Piteas toma datos de sombra equinoccial de un gnomon en la ciudad de Massalia (Marsella), Estrabón realiza una medida similar en la ciudad de Meroë en el siglo II a. C. Erastónenes combina ambas medidas y realiza una media del radio terrestre. Parece que esta percecpción de esfericidad no llegó de forma sencilla a la astronomía romana.

Reloj del gnomonocista alemán  Martin Bernhard  de gnomón analemático reversible (Carl-Zeiss-Planetarium Stuttgart).

En el siglo I el matemático griego Menelao de Alejandría realiza el que será el primer estudio de trigonometría esférica ( Véase : Historia de la trigonometría). Sus estudios están enfocados en resolver y calcular la longitud del día. Antes de Menelao los astrónomos griegos empleaban la trigonometría plana, haciendo que los círculos celestes se abatieran sobre un plano de referencia, sobre el que finalmente se hacen los cálculos. El annalema de Vitrubio es un ejemplo de este proceder clásico que abate círculos celestes en el diseño de las líneas horarias y de las divisiones zodiacales. De la misma forma se mejoran los conocimientos de la secciones cónicas mediante el estudio que realiza Menecmo. Apolonio describe igualmente este tipo de secciones cónicas en un libro.

Gnomónica romana

La gnomónica romana es una herencia directa del saber griego. Los romanos perpetúan el sistema de horas temporarias en sus relojes solares:  solarium horologium . El primer reloj que aparece en la ciudad de Roma es en el año 291 y fue colocado delante del templo de Quirino. De la popularidad de este tipo de relojes hay evidencias en las excavaciones arqueológicas realizadas sobre la ciudad de Pompeya, en la que aparecen una treintena de ejemplares, todos ellos ubicados en villas romanas y sitios privados, plazas públicas, ubicados en las cercanías a templos.

El único texto que ha sobrevivido hasta la actualidad y que describe los procesos gnomónicos durante el imperio romano procede del arquitecto de Julio César llamado Marco Vitruvio Polión en el capítulo VII (u VIII según edición) de su  de architectura  describe la construcción de relojes de sol mediante una construcción geométrica denominada  analemma  y que corresponde a lo que en la actualidad se denomina una proyección ortográfica.

Dicha construcción permite diseñar las líneas de demaracción de un reloj solar horizontal de horas temporarias para la ciudad de Roma. Vitrubio menciona que es necesario conocer el analema para entender el trazado de relojes de sol. Cabe mencionar que el proceso descrito por Vitruvio no fue completamente comprendido y demostrado hasta que en el siglo xvii el matemático alemán Christoph Clavius lo describe y demuestra en su Gnomonices. Vitrubio describe relojes que se conocían en la época, su breve descripción no permite saber con certeza la forma que tenían. Con su enumeración asocia a los constructores: Apolonio (descubridor de  arachnen  y la  pharetra ), Aristarco (inventor del  escaphe  o  hemispherium  y del  dicus in planitia ), Beroso (inventor del  hemiciclo ), Scopinas de Siracusa (inventor del  plinthium  o  lacunar ), Dionisodoro (inventor del  conus ), Eudoxo, Parmenio (inventor del  pros pan historumena  similar al astrolabio) Teodosio (descubridor del  pros pan klima  o reloj portátil). La forma de algunos de estos relojes, y sus funciones específicas ha sido un profundo debate entre los gnomonicistas comenzado desde mediados del siglo xix. Parece que la gnomónica, por lo que menciona Vitruvio en su libro de  Re Arquitectura  estaba en manos de astrónomos y geómetras.

Contemporáneo es el reloj Solar de Augusto que en el 10 a. C. diseña y construye Novio Facundo. Dicho reloj se encontraba ubicado en el Campo de Marte. Durante este periodo los relojes solares eran muy populares en la vida romana, una muestra de ello se encuentran en los restos arqueológicos de la erupción del Vesubio descubiertos en el siglo xix. Los romanos comenzaron a diseñar y emplear igualmente los relojes portátiles, el denominado  viatoria pensilia ). Para su empleo correcto era necesario suspenderlos en el aire con un cordel y orientarlos manualmente. El 11 de junio de 1755 fue encontrado en las excavaciones arqueológicas de Herculano un reloj solar que imitaba perfectamente la forma de un jamón, se pensó inicialmente que se trataba de una broma, comprobándose posteriormente que era un reloj solar portátil que se remonta al 28 a. C. es conocido como el «Jamón de Pórtico».

Declive romano

Algunas mejoras se realizan en la ciencia de la gnomónica durante este periodo de declive romano, de los destacados se tiene a Severino Boecio y Casiodoro, del que mencionan incluso la construcción de ingenios mecánicos capaces de medir el tiempo. La relación de usos de reloj en este periodo de declive romano, encontrado en la literatura y en los templos religiosos es más bien escaso. Es muy posible que en Europa el uso de relojes de sol se relegara a algunos casos.

En los pueblos que siguen a la caída del imperio romano se hace popular los denominados relojes de pie (uno de los ejemplos puede encontrarse en la Iglesia Visigótica de San Pedro de la Nave ubicada en Zamora). Aparecen en la literatura con la denominación de «Horologio» en forma de tablas con el número de pies para cada mes y hora. Las tablas se computaban mediante la proporción humana entre la altura y los pies, esta relación constante se muestra en el denominado Hombre de Vitruvio. Las tablas de este estilo se describen en forma de almanaque en el Re Agricultura de Paladius.

Reloj de Ai Khanoum. Musée Guimet.

El método de medir la longitud de la sombra de una persona en longitudes que emplean como unidad los pies se mantiene en Europa hasta el Renacimiento (fundamentado en el denominado Hombre de Vitruvio establecido como canon). Fue habitual la medida mediante estos medios en el periodo visigótico en España. Algunas de las disquisiciones sobre el tiempo y su medida con la sombra del cuerpo humano fueron investigadas por Beda el Venerable en el siglo viii en su De temporum ratione. Estos relojes consistían en tablas que, en función del mes del año, decía el número de pies que tenía una sombra a una hora dada. Estas tablas se solían memorizar y para ello se grababan en las piedras de las iglesias y se transcribían en los scriptorium de los monasterios.

Gnomónica en Asia

La astronomía china cuenta con el primer gnomonicista Tscheu-Kong que en el siglo XIII a. C. describe un ortostilo (una especie de proto reloj solar). En la dinastía Zhou se construían los primeros relojes se denominan «rigui». Durante la Dinastía Song se elaboraban los relojes portátiles. Y ya en la dinastía Sui (siglo vi) se realizaron estudios precisos para determinar con precisión los ortos y ocasos del sol.​El Jantar Mantar es uno de los cinco observatorios astronómicos construidos en la India por el maharajá Jai Singh en 1728, quien además de guerrero era conocido por su afición a su astronomía. La Unesco inscribió este observatorio como Patrimonio de la Humanidad el 31 de julio de 2010. Ubicado en Jaipur, consiste en una colección de monumentos escultóricos cuyas formas permitían el estudio de la evolución de las sombras producidas por el sol. El más impresionante es una estructura de 27 m de alto y la sombra se mueve a una razón de 4 metros por hora.

Edad Media

La gnomónica europea medieval se divide en dos corrientes bien diferenciadas, en ambas corrientes los relojes se emplean en sintonía con las creencias religiosas. En ambos casos los relojes marcan los instantes de rezo. Por un lado la cristiana que emplea relojes de horas canónicas con «toscos» conceptos científicos y por otro la musulmana que hereda los conocimientos del mundo clásico gracias a las traducciones de los clásicos al idioma árabe. La principal fuente de las traducciones al árabe estuvo compuesta por las bibliotecas  bizantinas, y aquellas dentro del escenario del mediterráneo escapó a las persecuciones y migraciones de población.

Gnomónica cristiana

En Europa, tras la caída del imperio romano, se producen migraciones de pueblos bárbaros. La administración y el estado pasa por periodos de caos caracterizados por una pérdida de organización social, así como la trama económica e igualmente el «saber científico» que queda relegado en pequeñas islas: los monasterios. Poco a poco se restablece un periodo de paz  habilitando  las antiguas leyes romanas. En este periodo destaca Isidoro de Sevilla que en sus  etimologías  menciona la medida del tiempo como uno de sus temas. La situación cambia cuando las tribus musulmanas del norte de África penetran en la península ibérica y posteriormente el sur de Europa cuya reacción se muestra en la creación de las cruzadas. Los monasterios tuvieron en estos periodos un papel de  salvaguardia  cultural, en especial los scriptorium. Este saber atesorado no surge hasta la llegada del renacimiento. Estas comunidades religiosas tienen la necesidad de regular sus actividades, y para ello necesitaban del conocimiento de la medida del tiempo. Es por esta razón por la que se fijan reglas acordes con ciertas  horas .

En la fachada de algunas iglesias medievales aparecen ente las marcas de cantero, unos grabados formados por haces de líneas convergentes en un punto, limitadas por un contorno circular (a veces semicircular), formando ángulos iguales. El número de líneas es variable y en muchos casos no coincide con las doce horas temporarias. Este tipo de reloj de líneas horarias de ángulo igual se ha encontrado en algunas culturas anteriores.

La Torre de los Vientos, con un reloj en cada uno de sus ocho paredes, es un ejemplo de dominio gnomónico de la cultura grecorromana.

La divulgación de este tipo de relojes puede deberse por una parte a la expansión de la orden benedictina según algunos autores, otros estudiosos mencionan al Camino de Santiago como un elemento difusor. Este tipo de relojes se trazaban sin la ayuda de teoría gnomónica correcta. Son habituales inicialmente en el norte de Europa y se extienden mediante la red de monasterios al sur. Los ejemplares más antiguos se encuentran en Alemania, Escocia, Irlanda.

  • Relojes de misa  (Relojes de horas canónicas)
  • Reloj circular en la comarca de Aliste (Zamora).
  • Reloj expuesto en el Museo Arqueológico de Estambul
  • Reloj de circunferencia (Galicia).

En el siglo vi por Europa se extiende la orden benedictina y su labor recopiladora del saber antiguo se nota en la estandarización de la liturgia de los oficios. Estos oficios se distinguen durante el día y la noche por un ritmo horario muy característico: las denominadas horas canónicas. Este sistema era una variante sutil del reloj greco-romano de horas temporarias. Los relojes de horas canónicas poseen un trazado simple que se muestra grabado en varias iglesias románicas.

En tiempos del reinado de Alfonso X «el sabio» se recopila el saber astronómico en los Libros del saber de Astronomía donde dedica un apartado a la gnomónica medieval en un libro titulado de Piedra de la sombra y Libro del Relogio del Palacio de las Horas. En textos hispanos ya comienza a mencionarse el uso de astrolabios, ecuatorios como medidores de tiempo. Estos textos llegan al norte de Europa y provocan una gran inquietud, destacan Johannes de Sacrobosco que escribe un computus que intenta esclarecer el movimiento del sol en la esfera celeste. En Italia, concretamente en el interior de la Iglesia de Santa María Novella de Florencia se empiezan a diseñar meridianas solares. Aparecen ya en la literatura del siglo xiv ejemplos de relojes de sol, uno de los más populares en el mundo anglosajón son Los cuentos de Canterbury escritos por el diplomático Geoffrey Chaucer.

En 1220 Johannes de Sacrobosco escribe su obra más conocida Tractatus de Sphaera, un libro de astronomía en cuatro capítulos muy empleado en las Universidades de Europa en el siglo xii. Contribuyó así a la primera difusión a escala europea del sistema de Ptolomeo que concebía a la tierra inmóvil y al sol orbitando a su alrededor. Los astrónomos de este periodo dividen la esfera celeste en sectores. El círculo sobre el que se encuentran los planetas, la eclíptica, se divide en doce partes denominada zodiaco.

Gnomónica musulmana

La astronomía musulmana es heredera directa de los conocimientos científicos, no sólo de los griegos, sino que también de las ciencias provenientes de Asia. Realiza un uso extensivo, por primera vez en occidente, de la trigonometría en sus cómputos astronómicos; se mejora el álgebra gracias a los estudios de Khwarizmi. Son numerosos los textos árabes que tratan de problemas de astronomía y de gnomónica, de la invención de nuevos instrumentos de medida. El trazado de relojes mediante el uso del analema de Vitrubio es empleado con esta nueva perspectiva de cómputo; es traducido por Al-Biruni al idioma árabe. Uno de los primeros en emplearlo fue Thábit ibn Qurra que desarrolló métodos en los que empleaba diversas coordenadas celestes diversas; su nieto Ibrahim ibn Sinan fue continuador de su obra escribiendo tratados de gnomónica. Uno de los precursores en el uso de la trigonometría fue Al-Battani que elabora y usa tablas de cotangentes. Muchos de estos autores elaboran tablas que sirven para resolver problemas de trigonometría, gnomónica y astronomía.

El analema de Vitrubio, tal y como lo describe en el Libro IX de su  Re architectura .

Las actividades musulmanas buscan nuevas proyecciones cartográficas, elaboran tablas astronómicas, diseñan instrumentos astronómicos de medida y de cálculo. Toda esta intensa actividad creativa afectó a la gnomónica de igual manera. Uno de los astrónomos que trabajó en Bagdad fue Habash al-Hasib al-Marwazi que escribió tratados sobre el trazado de relojes horizontales; fue uno de los primeros en elaborar tablas capaces para diseñar relojes a diez diferentes latitudes. A finales del siglo x los astrónomos musulmanes ya diseñaban relojes polares, ecuatoriales y horizontales con el stilo paralelo al eje terrestre. 

Esto implicaba el uso de horas temporarias y horas equinocciales en sus diseños gnomónicos. Ibn al-Haytham en el siglo x realiza un trabajo (Tratado sobre las líneas horarias) criticando a los astrónomos griegos que consideraban que las líneas de las horas temporarias en los relojes planos eran rectas. Ibn al-Haytham consideraba que eran curvas, algo que se demostró posteriormente en el siglo xx. La gnomónica musulmana resuelve con sus métodos la imposibilidad de la geometría clásica de la trisección del ángulo; el arco diurno se debe seccionar en doce partes para obtener las horas, y doce es un número que posee como divisor al tres.

El primer tratado sobre relojes verticales en el siglo x se debe al Sultán Qaytbay en Jerusalén. El astrónomo Hassan al-Saffar nace en el Califato de Córdoba y deja diseñado un magnífico reloj horizontal que puede verse en la actualidad en el Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba. El astrónomo Al-Marrakushi compone un tratado sobre gnomónica en el que distingue una gran cantidad de relojes sobre superficies planas y curvas. Su obra es un compendio de diversos instrumentos astronómicos. Destacan los trabajos del astrónomo Ibn al-Shatir en el siglo xiv que construye para la gran Mezquita del Califato Omeya en Damasco un reloj horizontal de mármol de grandes dimensiones (2 x 1 metros). Este reloj posee su estilo paralelo al eje terrestre, siendo una prueba de que los musulmanes y no los europeos del renacimiento son los que fueron primeros en diseñar un reloj de horas iguales. Uno de los relojes mejor conservados del siglo xi se encuentra en el Museo de Córdoba (España) (en el Museo Arqueológico Provincial de Córdoba).

Uno de los gnomoncistas más populares en xiv fue Jamshid al-Kashi, astrónomo de Ulugh Beg en Samarkanda.

Fue tan prolífico que se llegó a denominar el «Segundo Ptolomeo». Fue uno de los constructores de instrumentos solares monumentales de medida en Jaipur la India. Un estudioso de los instrumentos astronómicos y gnomónicos del periodo musulmán a finales del siglo xix es el francés Louis-Pierre-Eugène Sédillot (junto con su padre Jean Jacques Emmanuel Sédillot).

Los relojes trazados en el interior de copas y cálices rellenos de líquido son habituales en el siglo XVII.

Gnomónica renacentista

El humanismo científico del siglo xvi supuso el nacimiento de la ciencia moderna, fundamentada en el retorno a los textos clásicos. Se comienza a debatir sobre la medida del tiempo y se realiza una reforma del calendario iniciada por el Papa Gregorio XIII. Se reforma, gracias a la publicación del De revolutionibus orbium coelestium de Nicolás Copérnico se concibe oficialmente el modelo heliocéntrico derribando así al caduco sistema Ptolemaico. 

En muchos países se crean escuelas de traductores del árabe al latín que permiten re-descubrir la gnomónica y astronomía en Europa, una de las escuelas principales fue la de escuela de Toledo. En este proceso se incorpora el conocimiento trigonométrico de los musulmanes. A pesar de ello se empieza a abandonar el uso de las horas temporarias por sistemas de horas iguales que consideran la división del día y de la noche en 24 horas que tienen la misma duración independiente de la estación del año. Este abandono progresivo se produce gracias a la aparición de un nuevo reloj mecánico.

Reloj de sol semicircular romano en el Museo Arqueológico de Side (Turquía)

Los tratados de gnomónica de los siglos xvi y xvii muestran con frecuencia creciente, ejemplos y trazados geométricos de cuadrantes con horas iguales, dejando poco a poco las horas temporarias relegadas a un segundo plano. Aparece en uso el sistema de horas itálicas (Horæ ab Occasu u ore italiani antiche) y babilónicas (Horæ ab Ortu). Aparece como uno de los primeros teóricos de estos sistemas horarios Teodosio de Trípoli. La mejora en los conocimientos geométricos hace que los primeros gnomonicistas en diseñar cuadrantes verticales declinantes fue el astrónomo Theodoricus Ruffi en el periodo que va desde 1445-1448. El artista alemán Alberto Durero realiza varios diseños de relojes de sol (Vnderweysung der messung, Núremberg, 1525), justo al introducirse en el estudio de la perspectiva en el dibujo.

  • Relojes portátiles
  • Reloj universal
  • Reloj universal con pínula
  • Medir el tiempo con la altura del sol: reloj de pastor

Uno de los primeros gnomonicistas de este periodo es Sebastian Münster realiza la traducción de obras de gnomónica árabe y expone construcciones en sus libros. Sus obras son de las primeras en ser publicadas con el sistema de la imprenta. Contemporáneo es también Regnier Gemma Frisius que aprovechando sus conocimientos de árabe recibe los conocimientos de la astronomía y gnomónica islámica, siendo uno de los primeros europeos en diseñar un astrolabio. Su destacado alumno Gerardo Mercator proporciona una nueva visión a la forma de proyectar, abriendo un nuevo campo de la gnomónica. Su trabajo hace que la gnomónica renacentista tenga su centro de gravedad entre: los países bajos y Alemania. Se construyen nomogramas capaces de diseñar relojes solares sin cálculo alguno, mediante el solo conocimiento de la latitud del lugar. Dentro de esta área Edmund Gunter desarrolla reglas de cálculo, así como un cuadrante especial que lleva su nombre.

Aparecen los primeros constructores de instrumentos, precursores de los futuros relojeros. Christopher Schissler, y su hijo Hans Christoph se consideran uno de los más afamados constructores de instrumentos científicos del siglo XVI. Trabajó con metales nobles. Muchos de los relojes de sol, brújulas, astrolabios, cuadrantes y esferas armilares han sobrevivido al tiempo llegando a nuestros días. A mediados del siglo XVI las nuevas poseiones de los portugueses hicieron que el mercado europeo se viera con un material nuevo: el marfil. Muchos de los relojes de sol portátiles de este periodo se diseñaron y construyeron con este material, en especial los dípticos.

Las grandes meridianas solares

En el siglo xvi se comienzan a trazar meridianas solares en algunos de los grandes edificios urbanos de Italia. Uno de los objetivos era la medicción con precisión de la longitud del año trópico, para ello se necesita un gran edificio y en aquella época esto correspondía a Iglesias o Catedrales. Uno de los primeros se construye en el año 1574, y se debe al estudio del cura astrónomo Danti en la Santa María Novella en Florencia. Danti se convierte en uno de los primeros meridianistas de Europa y pronto difunde su ciencia. 

Aparecen meridianas en el Duomo de Palermo, en Santa María del Fiore en Florencia realizada por Leonardo Ximenes, la Catedral de Milán. En pleno siglo xvii en la basílica de San Petronio de Bolonia el astrónomo Giovanni Cassini construye una de las más grandes. Su éxito hizo que se construyeran otras como en Francia en Saint-Sulpice ideada por Jean-Baptiste Languet de Gergy a mediados de la década de  1720.

El  Jantar Mantar , un observatorio astronómico en India que tiene uno de los relojes solares mayores del mundo: la hora se marca en el segmento anular bajo la escalera

Trazado geométrico de un reloj vertical stilo-axial meridional

Descripción de un conjunto de relojes Georg Vogtherr en 1544. Muestra la unificación de relojes stilo-axiales.


Diseño de reloj vertical stilo-axial

Pronto se incluyen en las líneas meridianas la figura en forma de ocho denominada analema, estas disposiciones permitían el ajuste y la puesta en hora de los primitivos relojes mecánicos dieciochescos. Una de las primeras ecuaciones del tiempo diseñadas en gnomónica se debe a Jean-Paul Grandjean de Fouchy que en la década de 1730 la incluye en la línea meridiana ubicada en el Palais du Petit Luxembourg. Pronto se comienza a replicar en otros palacios y casas señoriales privadas debido a su popular uso como referencia de ajuste de los relojes mecánicos. En 1780 se adopta en la ciudad suiza de Ginebra el tiempo solar medio como escala de tiempo oficial. Pronto se expandirá el uso a otras ciudades europeas. Este fenómeno multiplicó el número de meridianas con  analema  al estilo de la inventada por Fouchy. El relojero inglés John Harrison prueba en 1764 que un reloj mecánico puede ser empleado en la localización de un buque con una precisión extraordinaria.

Relojes portátiles de altura

El sol muestra diversas alturas sobre el horizonte en el transcurso de un día. Este fenómeno muestra una posibilidad de medir el tiempo, de esta forma surgen los relojes solares que miden la altura del sol. Estos relojes son ciertamente antiguos y desde la época romana se conocen ejemplo. No obstante es en esta época renacentista cuando se expande su teoría y uso. Ciertos relojes como el de pastor se ponen muy de moda en el periodo que va desde los siglos xvii y xviii. No obstante su descripción más antigua se remonta al siglo xi atribuida al monje benedictino de Reichenau denominado  Hermann der Lahme  ( Hermannus Contractus ) que lo denomina  cylindrus horarius . Este tipo de relojes, en épocas medievales alcanza a otras denominaciones como  chilinder oxoniensis . La denominación  pastor  proviene del uso que hacían de este reloj los pastores de los pirineos, que trazaban las marcas horarias en bastones que llevaban consigo. Este reloj se fundamenta en el concepto de  umbra versa , siendo portátiles por su reducido tamaño su uso está ligado a una latitud dada.

  • Relojes de altura
  • Reloj de anillo con el desarrollo de su escala
  • Reloj de anillo universal
  • Detalle del reloj del anillo universal

Los relojes anulares (denominados ánulos solares) son un tipo de reloj solar de altura. La primera descripción conocida de este tipo de relojes la realiza Bonetus de Latis (Jacob ben Emmanuel) en su obra anulii astronomici utilitatum liber impresa en 1500. El anillo descrito es de pequeño tamaño y se orienta anulando el efecto del azimut, un orificio deja pasar la luz y arroja un spot luminoso en un fondo con escala. Este tipo de reloj aparece en varias ocasiones dentro de la trama de la novela La vuelta al mundo en ochenta días de Julio Verne. Inspirado en la esfera armilar el matemático del siglo xvi Johannes Stabius describe en el anillo universal con las ideas de Regiomontanus (alumno aventajado de Georg von Peuerbach) descubridor del quadratum horanum generall (reloj universal) en 1475. Se perfeccionan una serie de relojes fundamentados en los astrolabio de cuadrantes, dando lugar a variantes perfeccionadas del quadrans vetus (cuadrante viejo), que se reforma en el denominado quadrans novus (nuevo cuadrante) y empleaba la proyección estereográfica (similar al de cuadrante de Gunter). Estos cuadrantes se distinguían de los astrolabios en que no poseían piezas móviles. La primera descripción se remonta a 1288 y es decrito por Jacob ben Mahir ibn Tibbon (1236-1304) y mejorado posteriormente por Peter Nightingale,

Desarrollo de los relojes stilo-axiales

Uno de los primeros en publicar el diseño de este tipo de relojes es Sebastián Münster, aparecen diagramas con su trazado en la obra  Compositio Horologiorum , publicada en Basilea en el año 1531. La contribución e imaginación de  Regiomontanus  hizo que la gnomónica comenzara a tener un periodo de esplendor debido a su intuición para conjugar las demostraciones geométrícas y la gnomónica. 22 El diseño de relojes con gnomon paralelos al eje de la tierra (stilo-axiales) se hace extremadamente popular, esta nueva generación de relojes describe un sistema de horas iguales, dividiendo el día y la noche en veinticuatro partes iguales. El número de tratados de gnomónica que describe este tipo de relojes es cada vez mayor. Los métodos geométricos para el trazado de los relojes stilo-axiales se multiplica, aparecen diversos métodos, pero ninguno de ellos fundamentado, demostrado o con fundamento astronómico. Hasta la llegada del astrónomo alemán Christopher Clavius las demostraciones gnomónico-geométricas eran escasas, fue al publicar su libro titulado  Gnomonices Libris VIII  Roma en el año 1602. Se trata de una obra enciclopédica (más de 800 páginas con abundantes ilustraciones) sobre Gnomónica en la que por primera vez se describe, y se demuestra geométricamente cada una de las posibilidades de construir un Reloj de sol. Menciona los principios para la medida del tiempo. Para algunos estudiosos este libro es una de las explicaciones más extensas de la Gnomónica y para otros se trata de un amplio y complejo entramado de demostraciones difícil de leer (Montucla dice en su famoso libro de la historia de la matemática que es preferible inventar la gnomónica que seguir las demostraciones de Clavio). El caso es que trata todos los problemas planteados hasta la época y relata la forma de resolverlos mediante geometría.

Reloj de sol de piedra, Kilmalkedar, Irlanda (c. siglo VII)

Una generación de cartógrafos comenzó a describir un nuevo tipo de relojes proyectivos, entre ellos Johannes Stabius. El matemático Oronce Finé, en 1530, describió un reloj portátil universal que denominó como navícula de venetiis,34 Oroncé publicó un libro titulado Protomathesis con abundantes descripciones geométricas acerca de como trazar este tipo de relojes solares. Es por esta razón por la que se suele denominar como padre de la moderna gnomónica, a pesar de que este libro no tiene ningún trazado original que no haya sido descrito por Münster y Regiomontano. En 1523 Petrus Apianus cuyo nombre real era Pieter Wienewitz, poseyó el título de astrónomo de Carlos V, publicó un libro titulado Horoscopium y describe instrumentos solares diversos que pueden ser empleados en cartografía. En Inglaterra fue John Blagrave, de familia notable de astrónomos, uno de los primeros en publicar un libro de gnomónica en inglés, siendo habitual la publicación en idioma latín. Se comienza a desarrollar la teoría hasta el punto de diseñar relojes en las caras de los sólidos platónicos (tal y como se puede ver en el retrato de Nicolas Kratzer), en las caras de diferentes poliedros, e incluso en superficies esféricas.

  • Relojes stilo-axiales y sus principios de diseño
  • Trazado geométrico de un reloj vertical stilo-axial meridional
  • Descripción de un conjunto de relojes Georg Vogtherr en 1544. Muestra la unificación de relojes stilo-axiales.
  • Diseño de reloj vertical stilo-axial


Los relojes de stilo paralelo a eje terrestre son ya en el siglo xvi la mayoría. Esta necesidad de medir el tiempo con horas iguales venía marcada por las mejoras de los relojes mecánicos. Proliferan poco a poco los relojes con meridianas marcadas con el objeto de poder servir como calibración. Uno de los autores más conocidos en la época es Francesco Vimercato que en Venecia realiza un libro de gnomónica en el que describe las horas itálicas, denomínándolas como horas peregrinas. En Francia desde 1794 hasta abril de 1795, durante un periodo de cinco meses, la medicción del tiempo se hizo siguiendo un sistema decimal. Algunos de los relojes de esta época muestran una división decimal del tiempo. Entre 1751 y 1772 en Francia se elabora la L’Encyclopédie (Vol. 4 – 3.2.13 Gnomonique) bajo la dirección de Denis Diderot y Jean d’Alembert se describe el trazado geométrico de los relojes stilo-axiales.

Reloj circular en la comarca de Aliste (Zamora).

Gnomónica catóptrica y dióptrica

En el siglo xvii se comienzan a elaborar teorías sobre la naturaleza de la luz. Algunos autores comienzan a realizar avances en su explicación física, un ejemplo es Christiaan Huygens. De la misma forma el jesuíta Athanasius Kircher, en un alarde de fusión entre la óptica y la gnomónica describe un conjunto de relojes solares en su obra titulada Ars Magna Lucis et Umbrae. Kircher es uno de los primeros gnomonicistas que emplea relojes solares con rayos solares refractados, creando la gnomónica dioptrica (en oposición de la catoptrica o gnomónica directa). Describe relojes solares inmersos en agua que modifican la trayectoria de los rayos solares gracias al índice de refracción: tal es el caso de los relojes inmersos en vasos o recipientes diversos. 

En la gnomónica catóptrica se emplean espejos y mediante reflexión se producen modificaciones en los rayos luminosos. Los relojes catóptricos (o reflexivos) ya se emplearon en la antigüedad y de esta forma en 1574 Jo. Bapt. Benedictus describe uno de estos relojes en su De gnomonum umbrarumqe solarium usu liber, así como Nicolás Copérnico. Otro de los autores del siglo xvii preocupado por incluir los avances de la óptica en la gnomónica fue Emmanuel Maignan que en su publicación de 1648 titulada Perspectiva horaria hace abundantes descripciones de relojes dióptricos y catóptricos. El físico Isaac Newton diseña un reloj de sol catóptrico a los nueve años de edad para la iglesia de Colsterworth (sur de Lincolnshire).4 Se diseñan relojes que funcionan en copas llenas de agua y poseen su escala horaria en el interior, uno de los más antiguos se encuentra en el British Museum denominado “cáliz de Aldersbach” (1554). La propia luz se emplea como método para calcar nuevos relojes, este es el caso de los sciotérico tan habituales a comienzos del siglo XVI.

El avance de los relojes solares en el terreno de la óptica se produce en el siglo xx, cuando se comienza a entender con mayor profundidad la teoría lumínica, de esta forma aparecen relojes solares que no emplean gnomon y en su lugar usan la zona aguzada (o cúspide) de una cáustica óptica para indicar sobre una escala horaria el tiempo, aquellos que emplean los conceptos más novedosos de la difracción, los que mejoran la precisión de lectura mediante la introducción de un sistema óptico como es el caso del heliocronómetro que mediante lentes y ajustes en las escalas horarias por calibres Vernier. Casos más modernos se pueden encontrar en el denominado reloj solar de Benoy inventado por el gnomonicista Walter Gordon Benoy de Collingham en Nottinghamshire y que emplea la franja de luz de una lente cilíndrica.

Reloj expuesto en el Museo Arqueológico de Estambul

Periodo dorado

Los avances en cartografía geodésica, la elaboración de mapas y globos terráqueos con diversas proyecciones influye en el avance de la gnomónica aumentando el diseño de nuevos relojes. El matemático inglés William Oughtred (inventor de la regla de cálculo) publica en 1636 un nuevo reloj que mide las horas siguiendo el azimut de las sombras. Esta descripción la realiza en un libro titulado The Description and Use of the Double Horizontal Dial. Oughtred diseña además un reloj solar portátil inspirándose en la teoría del astrolabio marinero, desarrolla el anillo equinoccial universal llegando a ser muy popular a comienzos del siglo xvii en toda Europa. 

Los relojes de sol diseñados comienzan a emplearse y diseñarse como instrumentos de localización, algunos de ellos poseen gran precisión, surgen los relojes solares azimutales. Ya en el siglo xvi Gemma Frisius contribuyó con el diseño de relojes capaces de ubicar y calcular algunos parámetros del movimiento solar: anillo astronómico (denominado también anillo de Gemma). En Estados Unidos el joven Benjamin Franklin era un iniciado entusiasta de la gnomónica, haciendo que en 1787 se pusiera en el anverso de la primera moneda estadounidense un reloj de sol: el Fugio Cent. Esta moneda tenía como seña: “Mind Your Business”. El tercer presidente de Estados Unidos, Thomas Jefferson durante una estancia por enfermedad diseña un reloj de sol horizontal capaz de indicar los cinco minutos.

En España se comienzan a escribir algunas obras de gnomónica, una de las más populares se debe al matemático valenciano Tomás Vicente Tosca que describe la construcción de relojes de sol en su libro titulado «Compendio Matemático». Se ensayan nuevas formas de relojes como es el caso del reloj lunar que se inspira en los mismos principios del reloj solar, empleando el movimiento lunar sobre el horizonte como fundamento.

El astrónomo y navegante español Rodrigo Zamorano publica en su “Compendio de la arte de navegar” (Sevilla 1581), un nuevo reloj que supone ser una proyección ortogonal de la eclíptica.

En el siglo xvi el orfebre leonés Juan de Arfe publica un libro en el que describe la Tratado de gnómica o Arte de construir toda especie de reloxes [sic] de sol lo original de esta obra es que resulta ser la primera que describe la construcción de algunos relojes de sol en verso, escrita en español.

Reloj de circunferencia (Galicia).

Relojes con proyecciones conformes

En 1640 el geómetra francés Vaulezard publica un artículo de un reloj que tiene las horas indicadas en circunferencias y elipses, introduciendo así la teoría de la anamorfosis en la gnomónica. En 1654 Samuel Foster es uno de los primeros en pensar en relojes de sol con escalas proyectivas, realiza las demostraciones matemáticas desarrollando toda una nueva familia de relojes y publica sus resultados en una obra titulada: Elliptical or azimuthal horologiography (Horologiografía elíptica o azimutal). Se abre camino de esta forma a una nueva forma de disposición de relojes solares: los relojes analemáticos. Este descubrimiento hizo que se realizaran nuevos tipos de relojes. Uno de los ejemplares más antiguos de relojes de este tipo se encuentra en la fachada de la iglesia de Brou en Bourg-en-Bresse. El astrónomo Joseph Lalande fue uno de los primeros en describir la historia de la astronomía y con ello de la gnomónica. Estos relojes analemáticos son, en la actualidad, muy habituales en espacios abiertos cercanos a parques, museos de ciencia y planetariums.

Una de las contribuciones más cortas y que más huella dejan en el mundo de la gnomónica de deben al matemático francés Jacques Ozanam que en 1694 publica un libro titulado Récréations Mathématiques et Physiques (Recreaciones matemáticas y físicas). El libro es revisado por Montucla y presenta como novedad el trazado de un reloj portátil universal denominado capuchino (debido a que su forma recuerda a los tocados de los frailes capuchinos). Realiza además una clasificación de relojes solares.

El matemático Jean Paul Grandjean de Fouchy en 1740 descubre que al realizar una proyección gnomónica de la ecuación de tiempo obtiene una curva en forma de ocho que se ha denominado (por error): analema. Fouchy en su informe a la Academia de Ciencias de París lo denomina meridienne de temps moyen (meridiana de tiempo medio). Esta curva se comienza a representar en las líneas horarias de algunos de los relojes de sol, permitiendo que un observador pueda fácilmente hacer el cambio entre el tiempo solar verdadero y el tiempo solar medio. En 1826 la curva analemática se incorpora a un reloj solar por el abad Guyoux como un punto luminoso; esta idea fue mejorada y patentada por Paul Fléchet en 1860 y 1862. Solo cinco años después, el 21 de mayo de 1867 a Lloyd Mifflin le fue concedida la primera patente norteamericana que incorpora la curva del analema al propio perfil de un reloj solar. En el año 1848 el ingeniero Charles Wheatstone patenta un reloj solar fundamentado en el empleo de la luz polarizada y la medida del tiempo mediante el empleo de filtros.

La mejora de los medios de transporte marítimos obligó a mejorar la precisión de la medida de la latitud en la marina inglesa. La solución al problema pasó por una mejora continua en el diseño de los cronógrafos mecánicos, la precisión durante el siglo XVIII de estas máquinas mejora sustancialmente y pronto se establece una medida del tiempo medio con origen en el observatorio de Greenwich: Tiempo medio de Greenwich. Este sistema horario estuvo vigente hasta que en 1928, el término Tiempo Universal (UT) fue aceptado internacionalmente.

Reloj solar de la Gran Mezquita de Kairuán.

Siglo xx

Reloj del gnomonocista alemán  Martin Bernhard  de gnomón analemático reversible (Carl-Zeiss-Planetarium Stuttgart). Un hemisferio moderno en el Palacio Gyeongbok en Seúl, Corea del Sur: la punta del puntero actúa como el nodus; la altura de la sombra del nodus indica la época del año.

A comienzos del siglo xx un conjunto de estudiosos alemanes (Hermann Diels, Joseph Drecker, iniciada por Gustav Bilfinger) realiza estudios gnomónicos empleando nuevos métodos matemáticos, el formalismo de la geometría analítica permite averiguar y calcular relojes de sol con nuevas perspectivas. Dentro de esta escuela Hugo Michnik descubre en el año 1923 el reloj bifilar abriendo paso a una nueva era de relojes solares.

Pronto se realizan avances en la precisión, un caso es el uso del heliocronómetro. Este reloj se empleó en Francia para regular los relojes de los servicios de ferrocarril. A lo largo de este siglo la introducción de los compuadores permite que puedan realizar relojes solares en las superficies más diversas. El Puente del Reloj de Sol es un puente atirantado situado en Redding, California que atraviesa el Río Sacramento. Fue diseñado por el arquitecto español Santiago Calatrava en el año 2004 y su columna-costilla central se inclina en forma de reloj horizontal. En 2010 se inaugura uno de los edificios más altos del mundo el Taipei 101 que actúa como un gigantesco reloj de sol horizontal.

Gnomónica analítica

El desarrollo de los sistemas de comunicación y de transporte durante el siglo xix hace que se establezcan normas horarias de estandarización en todo el planeta. En este reloj el matemático Hugo Michnik descubre en el año 1923 en exclusiva el reloj bifilar. Se trata de un reloj sin stilo que muestra la hora debido al cruce de dos catenarias suspendidas a dos cotas diferentes. La sombra se cruza en una escala especial diseñada para esta disposición. Este nuevo diseño gnomónico fue la causante de la inspiración de una nueva forma de diseño de relojes solares sin gnomón. Estos diseñadores investigan con nuevos procedimientos de geometría analítica los relojes de sol de horas temporarias, averiguando que las líneas horarias no eran rectas, sino curvas. Ya en el siglo xvi el matemático Federicus Commandinus describe estos relojes dudando de su naturaleza rectilínea. La nueva metodología introducida por el uso de la geometría analítica proporcionaba detalles hasta entonces sospechadas. Entre los estudiosos de la historia de la gnomónica que emplean estos nuevos métodos se encuentra el gnomonicista alemán Karl Schoy especialista en la gnomónica árabe, define las curvas analíticas de algunas de las horas de rezo árabe. De la misma forma Hermann Diels estudia la técnica gnomónica griega.

Se emplean algunas grandes edificaciones como el caso de puentes, antenas de radioastronomía como gnomones con el objeto de realizar gigantes relojes de sol. A comienzos de siglo el matemático Camille Flammarion propone emplear el obelisco, de 32 metros de altura, de la Plaza de la Concordia como gigantesco reloj de sol poniendo algunas marcas en la superficie de la plaza. 

Reloj de anillo de sol con el desarrollo de su escala
Reloj de anillo universal
Detalle del reloj del anillo universal

Finalmente en el año 1939 el alcalde Jean Tiberi decide poner el proyecto en funcionamiento, con motivo de las celebraciones del milenio. Se crean diversas asociaciones entre gnomonicistas, una de las primeras es la British Sundial Society que aparece en 1989, se reúnen, emplean medios de comunicación como publicaciones periódicas.

De la misma forma existe la North American Sundial Society (abreviada como NASS y que publica periódicamente una revista titulada como The Compendium).

Precisión

Algunos gnomonicistas gracias al uso de programas de computadoras desarrollan nuevos conceptos gnomónicos en los relojes solares de precisión, tal es el caso del ingeniero alemán  Martin Bernhard  que diseña el reloj con gnomón de perfil de ecuación de tiempo. Aparecen nuevos conceptos de gnomónica gracias al uso de fenómenos físicos tales como la difracción: reloj solar de difracción. En la planificación de las misiones al planeta Marte (concretamente en el Mars Surveyor 2001 Lander) se ha diseñado e incluido un reloj solar abriendo paso a la denominada gnomónica planetaria. 

El reloj fue denominado MarsDial y se empleó en la calibración de las cámaras que portaban los rovers de exploración. Una de las invenciones gnomónicas más populares a finales del siglo xx fue el reloj solar digital que se construye mediante el empleo de un visualizador de siete segmentos, siendo su fundamento la geometría fractal. En la misma línea se construye un reloj solar con fibra óptica diseñado por el arista francés Henri de Miller, éste se sitúa en París, en Francia diseñado en 1988 en el jardín des Halles.

El empleo de la gnomónica se realiza en dispositivos como los  he liostatos, que mediante el uso de celostato  permiten el diseño de seguidores solares en instalaciones de energía solar, tal y como pueden ser las centrales térmicas solares. Los relojes solares a mediados del siglo xx ya no se diseñan para la medida del tiempo, resultan ser curiosidades del pasado, ornamentos en espacios abiertos, monumentos a la astronomía de pasados tiempos.

Reloj solar de precisión con sus analemas, son dos relojes que proporcionan tiempo uno estival y otro invernal. Un hemisferio moderno en el Palacio Gyeongbok en Seúl, Corea del Sur: la punta del puntero actúa como el nodus; la altura de la sombra del nodus indica la época del año.

Telescopio

Se denomina  telescopio  (del prefijo tele- y el sufijo -scopio, y estos del prefijo griego τηλε- [ tele- ], ‘lejos’, y la raíz griega σκοπ- [ skop- ], ‘ver’) al instrumento óptico que permite observar objetos lejanos con mucho más detalle que a simple vista al captar radiación electromagnética, tal como la luz. Es un utensilio fundamental en astronomía, y cada desarrollo o perfeccionamiento de este instrumento ha permitido avances en nuestra comprensión del Universo.

Gracias al telescopio —desde que Galileo Galilei en 1610 lo usó para observar la Luna, el planeta Júpiter y las estrellas— el ser humano pudo, por fin, empezar a conocer la verdadera naturaleza de los cuerpos celestes que nos rodean y nuestra ubicación en el universo.

Los telescopios ópticos son una subclase de los telescopios, de los que existen otros tipos, como los radiotelescopios, los telescopios infrarrojos o los ultravioletas. Aunque la palabra  telescopio , sin más adjetivos, se asocia comúnmente a los telescopios ópticos, el desarrollo de técnicas como la interferometría astronómica o la radiotelescopía, hacen que el término abarque una serie de nuevos instrumentos con características muy distintas a las de los telescopios ópticos tradicionales.

Telescopio en el observatorio de Niza.

Galileo Galilei, al recibir noticias de este invento, decidió diseñar y construir uno. En 1609 mostró el primer telescopio astronómico registrado. Gracias a él, hizo grandes descubrimientos en astronomía, entre los que destaca la observación, el 7 de enero de 1610, de cuatro de las lunas de Júpiter girando en una órbita en torno a este planeta.

Conocido hasta entonces como la  lente espía , el nombre «telescopio» fue propuesto por el matemático griego Giovanni Demisiani el 14 de abril de 1611, durante una cena en Roma en honor de Galileo, una reunión en la que los asistentes pudieron observar las lunas de Júpiter por medio del aparato que el célebre astrónomo había traído consigo.

Existen distintos tipos de telescopio: refractores, que utilizan lentes; reflectores, que tienen un espejo cóncavo en lugar de la lente del objetivo, y catadióptricos, que poseen un espejo cóncavo y una lente correctora que sostiene además un espejo secundario. El telescopio reflector fue inventado por Isaac Newton en 1688 y constituyó un importante avance sobre los telescopios de su época al corregir fácilmente la aberración cromática característica de los telescopios refractores.

Características

El parámetro más importante de un telescopio es la apertura, es decir, el diámetro de su «lente objetivo», por donde entra la luz. Un telescopio de aficionado generalmente tiene entre 76 y 150 mm de diámetro y permite observar algunos detalles planetarios y muchos objetos del cielo profundo (cúmulos, nebulosas y algunas galaxias). Los telescopios que superan los 200 mm de diámetro permiten ver detalles lunares finos, detalles planetarios importantes y una gran cantidad de cúmulos, nebulosas y galaxias brillantes.

Para caracterizar un telescopio y utilizarlo, se emplean una serie de parámetros y accesorios:

  • Diámetro del objetivo o apertura, abreviado como  D : diámetro del espejo o lente primaria del telescopio.
  • Aumentos: Es la cantidad de veces que un instrumento multiplica el tamaño aparente de los objetos observados. Equivale a la relación entre la longitud focal (distancia focal) del telescopio y la longitud focal del ocular (DF/df). Por ejemplo, un telescopio de 1000 mm de distancia focal, con un ocular de 10mm de df. proporcionará un aumento de 100 (se expresa también como 100XXX). Para saber los aumentos máximos que soporta tu telescopio se ha multiplicar la apertura por dos. Si el telescopio tiene 100 mm de apertura no se ha de usar nunca más de 200 aumentos, las imágenes tendrán muy mala resolución.
  • Lente de Barlow: lente que generalmente duplica o triplica los aumentos del ocular cuando se observan los astros.
  • Distancia focal, abreviada como  F  (mayúscula): es la longitud focal del telescopio, que se define como la distancia desde el espejo o la lente principal hasta el foco o punto donde se sitúa el ocular.
  • Razón focal, razón focal, f/ratio o número f (minúscula): es el cociente entre la distancia focal (mm) y el diámetro o apertura (mm). Por ejemplo, para un telescopio con una Distancia focal de 650 mm y una Apertura (diámetro) de 130 mm su relación focal sería f/5. Es un indicador de la luminosidad del telescopio, cuanto más corta es la Distancia focal F y más grande la Apertura D, más luminoso será el telescopio.
  • Ocular: accesorio pequeño que colocado en el foco del telescopio permite magnificar la imagen de los objetos.
  • Portaocular: orificio donde se colocan el ocular, reductores o multiplicadores de focal (p. ej. lentes de Barlow) o cámaras fotográficas.
  • Prisma o diagonal: que permite desviar la imagen procedente del tubo principal para poder observarla desde una posición más cómoda. Está provisto de un espejo a 45º que refleja el haz de luz 90º, facilitando la observación.
  • Filtro: pequeño accesorio que generalmente opaca la imagen del astro pero que dependiendo de su color y material permite mejorar la observación. Se ubica delante del ocular, y los más usados son el lunar (verde-azulado, mejora el contraste en la observación de nuestro satélite), y el solar, con gran poder de absorción de la luz del Sol para no lesionar la retina del ojo.
  • Magnitud límite: es la magnitud máxima que teóricamente puede observarse con un telescopio dado, en condiciones de observación ideales. La fórmula para su cálculo es:  m(límite) = 6,8 + 5log(D)  (siendo D el diámetro en centímetros de la lente o el espejo del telescopio).
  • Trípode: conjunto de tres patas generalmente metálicas que le dan soporte y estabilidad al telescopio.
  • Montura: consigue que la imagen sea estable, que no tenga vibraciones y sobre todo te permitirá realizar seguimientos adecuadamente.
  • Buscador: con el buscador puedes ver una parte de cielo mucho más grande que con el telescopio, lo que hace que sea más fácil localizar el objeto que quieres observar.

Monturas

Montura altazimutal

Montura ecuatorial

El principal problema de usar una montura altazimutal es que ambos ejes tienen que ajustarse continuamente para compensar la rotación de la Tierra. Incluso haciendo esto controlado por computadora, la imagen gira a una tasa que varía dependiendo del ángulo de la estrella con el polo celeste (declinación). Este efecto (conocido como rotación de campo) hace que una montura altazimutal resulte poco práctica para realizar fotografías de larga exposición con pequeños telescopios.

Una montura de telescopio sencilla es la montura altitud-azimut o altazimutal, abreviado como AZ. Es similar a la de un teodolito. Una parte gira en acimut (en el plano horizontal), y otro eje sobre esta parte giratoria permite además variar la inclinación del telescopio para cambiar la altitud (en el plano vertical). Una montura Dobson es un tipo de montura altazimutal que es muy popular dado que resulta sencilla y barata de construir.

La mejor solución para telescopios astronómicos pequeños consiste en inclinar la montura altazimutal de forma que el eje de azimut resulte paralelo al eje de rotación de la Tierra; a esta se la denomina una montura ecuatorial, que se abrevia como EQ. Existen varios tipos de montura ecuatorial, entre los que se pueden destacar la alemana y la de horquilla.

Telescopio refractor de aficionado con 60 mm de abertura.

Monturas electrónicas

Los grandes telescopios modernos usan monturas altazimutales controladas por ordenador que, para exposiciones de larga duración, o bien hacen girar los instrumentos, o tienen rotadores de imagen de tasa variable en una imagen de la pupila del telescopio.

Otras monturas

Hay monturas incluso más sencillas que la altazimutal, generalmente para instrumentos especializados. Algunos son: de tránsito meridiano (solo altitud); fijo con un espejo plano móvil para la observación solar; de rótula (obsoleto e inútil para astronomía).

Tipos de telescopios

Ópticos

Refractor

Un  telescopio refractor  es un sistema óptico centrado, que capta imágenes de objetos lejanos utilizando un sistema de lentes convergentes en los que la luz se refracta. La refracción de la luz en la lente del objetivo hace que los rayos paralelos, procedentes de un objeto muy alejado (en el infinito), converjan sobre un punto del plano focal. Esto permite mostrar los objetos lejanos mayores y más brillantes.

Reflector

El diseño del telescopio reflector, se lo debemos a Isaac Newton, quien diseñó el primer telescopio reflector (newtoniano) en el siglo XVII.

Un  telescopio reflector  es un telescopio óptico que utiliza espejos en lugar de lentes para enfocar la luz y formar imágenes. Los telescopios reflectores o Newtonianos utilizan dos espejos, uno en el extremo del tubo (espejo primario), que refleja la luz y la envía al espejo secundario y este la envía al ocular.

Este tipo de telescopio tiene varias ventajas con respecto a los refractores, entre ellas la ausencia de aberración por cromatismo y el menor peso a similar distancia focal.

En cambio en reflectores de baja calidad (basados en espejos esféricos) la aberracíon por coma es bastante habitual. Además la necesidad de un espejo secundario para desviar la luz al ocular incide negativamente en el contraste de la imagen.

Pero la principal virtud es la relación entre calidad, apertura y precio. Un reflector newtoniano de calidad medio-alta es más sencillo de fabricar y por lo tanto mucho más económico que un refractor de calidad y apertura similar.

Gran Telescopio de Canarias (La Palma)

Catadióptrico

Es  básicamente un telescopio  compuesto que utiliza tanto lentes como espejos. Existen varios diseños. En concreto este se trata del sistema Schmidt-Cassegrain. La luz penetra en el tubo a través de una lente correctora, viaja hasta el fondo del tubo, donde es reflejada por un espejo, y vuelve hasta la “boca” del tubo. Aquí, es de nuevo reflejada por otro espejo y enviada al fondo del tubo. Pasa a través de un orificio que posee el espejo primario e incide en el ocular, colocado detrás. Su ventaja radica en su relativo pequeño tamaño en relación a su distancia focal.

Cassegrain

El  Cassegrain  es un tipo de telescopio reflector que utiliza tres espejos. El principal es el que se encuentra en la parte posterior del cuerpo del mismo. Generalmente posee forma cóncava paraboloidal, ya que ese espejo debe concentrar toda la luz que recoge en un punto que se denomina foco. La distancia focal puede ser mucho mayor que el largo total del telescopio.

El segundo espejo es convexo se encuentra en la parte delantera del telescopio, tiene forma hiperbólica y se encarga de reflejar nuevamente la imagen hacia el espejo principal, que se refleja, en otro espejo plano inclinado a 45 grados, enviando la luz hacia la parte superior del tubo, donde está montado el objetivo.

En otras versiones modificadas el tercer espejo, está detrás del espejo principal, en el cual hay practicado un orificio central por donde la luz pasa. El foco, en este caso, se encuentra en el exterior de la cámara formada por ambos espejos, en la parte posterior del cuerpo.

Radiotelescopio

El radiotelescopio Parkes de 64 metros en Nueva Gales del Sur, Australia (el más grande de los dos)Un radiotelescopio es una antena especializada y radioreceptor usado para captar ondas de radio emitidas por fuentes de radio astronómicas, generalmente a través de una gran antena parabólica (plato), o un conjunto de ellas. A diferencia de un telescopio ordinario, este puede ser usado tanto de día como de noche, ya que no capta imágenes del cosmos en luz visible sino de ondas de radio. Este tipo de telescopio es el instrumento principal de observación usado en radioastronomía, la cual estudia la porción del espectro electromagnético de radiofrecuencia emitida por objetos astronómicos.

Telescopios famosos

El telescopio espacial Hubble visto desde el Transbordador espacial Discovery durante la misión STS-82. La vista de los 4 telescopios que componen al Very Large Telescope.

  • El telescopio espacial Hubble se encuentra en órbita fuera de la atmósfera terrestre, para evitar que las imágenes sean distorsionadas por la refracción. De este modo el telescopio trabaja siempre al límite de difracción y puede ser usado para observaciones en el infrarrojo y en el ultravioleta.
  • El Very Large Telescope (VLT) es en la actualidad (2020) el más grande en existencia, compuesto por cuatro telescopios cada uno de 8 m de diámetro. Pertenece al Observatorio Europeo del Sur y fue construido en el Desierto de Atacama, al norte de Chile. Puede funcionar como cuatro telescopios separados o como uno solo, combinando la luz proveniente de los cuatro espejos.
  • El espejo individual más grande es el del Gran Telescopio Canarias, con un diámetro de 10,4 metros. Se compone, a su vez, de 36 segmentos más pequeños.

Telescopio refractario de Galileo
  • El telescopio Hale construido sobre el Monte Palomar, con un espejo de 5 metros de diámetro, fue el más grande por mucho tiempo. Tiene un único espejo de silicato de boro (Pyrex ™), que fue notoriamente difícil de construir.

  • El telescopio del Monte Wilson, con 2,5 metros, fue usado por Edwin Hubble para probar la existencia de las galaxias y para analizar el desplazamiento al rojo que experimentan.
  • El refractor de 102 cm (1 m) del Observatorio Yerkes en el estado de Wisconsin, Estados Unidos, es el refractor orientable más grande del mundo.
  • El telescopio espacial SOHO es un coronógrafo situado en una órbita entre la Tierra y el Sol observando ininterrumpidamente al Sol.
  • La empresa alemana G. & S. Merz (Georg y Joseph Merz) estuvo activa con distintos nombres entre 1793 y 1867, dedicada a la producción de telescopios.9101112131415 Sus instrumentos figuran en el Observatorio Astronómico de Quito (telescopio refractor de 24 cm de la Escuela Politécnica Nacional); en el Observatorio de Cincinnati (refractor de 27.94 cm, instalado en 1845); en el Real Observatorio de Greenwich (refractor de 31.75 cm desde 1858);22 y en el Observatorio Astronómico de Brera (un refractor de 218 mm desde 1862).

Observatorio Espacial Internacional

Medalla con la que la armada inglesa pretendía festejar la toma de Cartagena de Indias, que no se produjo (1741).

El Endeavour (barco del capitán Cook) zarpa del puerto de Whitby en 1768.

Barcos venecianos (entre ellos el Bucintoro) en la fiesta de la Ascensión, cuadro de Francesco Guardi, ca. 1775.

Expedición de Jean-François de La Perouse, 1785-1788.

Disposición de un barco negrero para el tráfico de esclavos en 1788.

La navegación contemporánea ha dejado de realizar masivamente una de sus funciones tradicionales en que ha sido sustituida por la aviación, como es el transporte de pasajeros; aunque con dos importantes excepciones: los desplazamientos por placer ( turismo  de  cruceros ) y el tráfico irregular de personas ( inmigración irregular ). Desde la  Segunda Revolución Industrial  el volumen principal del transporte de mercancías ha venido siendo los hidrocarburos ( buques petroleros  y  metaneros ); otras materias primas también se transportan a  granel  en  buques de carga , pero a partir de 1956 una gran parte de las mercancías de todo tipo se adaptan a  contenedores  normalizados que agilizan la carga y descarga, permitiendo la combinación con el transporte terrestre ( hub ). La navegación altamente tecnificada ha reducido las tripulaciones y aumentado las dimensiones de los barcos (por ejemplo, en la  pesca de altura , que localiza sus presas con medios sofisticados y se prolonga indefinidamente en el tiempo — barcos congeladores  o  barcos-factoría —), lo que en algunas circunstancias les ha hecho vulnerables a nuevas formas de  piratería .

La  Descubierta  y la  Atrevida  en la isla filipina de Samar, durante la expedición Malaspina, 1789–1794.

Navegaciones de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, 1803-1814.

El «Temerario» remolcado a su último atraque para el desguace, de J. M. W. Turner, 1838.

La activa navegación por el Támesis a mediados del siglo xix, atravesando el puente de Londres.

El Ariel y el Taeping disputando la "gran carrera del té de 1866",

Enfrentamiento naval entre destructores rusos y japoneses en Port Arthur durante la guerra ruso-japonesa, 1904.

Expedición de Amundsen al Polo Sur, 1913.

Hundimiento de un barco enemigo por un U-boot alemán en 1917.

El desembarco de Normandía (junio de 1944) fue la operación naval de mayores dimensiones de la historia,.

La Quinta Flota de los Estados Unidos parte para Okinawa en marzo de 1945, en los últimos movimientos de la Guerra del Pacífico.

Rutas del Calypso, barco de investigaciones del comandante Cousteau.

Carguero utilizando las instalaciones adecuadas para el tráfico de contenedores (grúas-pórtico, container terminal) del puerto de Le Havre.

Embarcación sobrecargada de inmmigrantes irregulares, junto a un  guardacostas  español.

Navegación de  Henry Hudson  en la búsqueda del paso del Noreste, 1607-1608.

Barcos holandeses de la VOC  "compañía de las Indias Orientales") en Batavia (actual Yakarta), 1665.

Hellespont Alhambra , un  superpetrolero de clase TI  que se considera entre los más grandes barcos del mundo en dimensiones (exceden las posibilidades de los canales  de Suez  y  Panamá , incluso tras  la ampliación de este ), desplazamiento y capacidad de carga. Junto con los demás de su clase se construyeron entre 2002 y 2003 para una naviera surcoreana, fueron vendidos posteriormente a una compañía belga y desde 2010 dos de ellos se utilizan como unidades flotantes de producción, almacenamiento y descarga en Catar.